Domingo 27 de Agosto de 2006 Edicion impresa pag. 48 y 49 > Cultura y Espectaculos
"La creación no tiene protocolos"

Por CLAUDIO ANDRADE

candrade@rionegro.com.ar

La conversación, esta entrevista en definitiva, no comienza sino que continúa. Fernando Noy es más que una ráfaga, es una paradoja, una amable tempestad. Su voz saliendo del teléfono salpica mi libreta de apuntes con frases maravillosas. Noy no es ya un escritor sino la poesía misma. El acto poético y el arte en esencia. La rima, la prosa, el ritmo, la cadencia, la textura.

Fernando Noy escribe mientras habla. O yo, ahora mientras lo entrevisto, tengo el privilegio de escribirlo a él. De dejar en un original sus palabras santas. Apunto y me digo, que suerte tengo. Yo diré, yo digo, he sido, soy el escriba de Fernando Noy. Un periodista de este intenso sur ha coincidido en su camino. Decíamos ayer, Fernando.

He leído tu libro, "La Orquesta invisible" (Aurelia Rivera).

¿Qué te ha parecido, Claudio?

Hermoso. Algunos poemas me los he guardado para mi uso personal.

A ver, a ver... ¿cuáles, cuáles?

Para empezar el que dice: "Tengo miedo de caer del tiempo, porque es el único...

Dios que nos queda...", ya me los sé todos.

¿Cómo estás Fernando?

Estoy lleno de cosas. Estoy dando entrevistas, con la presentación del libro, en la película de Luis Ortega, escribiendo para Fabi Cantilo. A propósito el 12 de septiembre presento en el Centro Cultural Ricardo Rojas, "La orquesta invisible" y va a cantar Fabi.

Sentí tu libro como una reunión de elementos. Una sumatoria.

Es la infancia, los aromas de un tiempo, de éste y de otros. Es el falso silencio puesto en mínimas palabras. Yo le decía a mi abuela: ¿cómo habla Dios? Y ella me decía: Dios habla como el mar. Dios habla a través de la naturaleza. La orquesta de Dios es invisible. De ahí el nombre del libro.

Ya eres poesía en sí, Noy.

Es que no hay protocolo para la creación. No hay tarjetas de presentación para un poeta. Es más, si lees mucha poesía puedes sentirte tú también un poeta.

No es excluyente sino inclusiva.

Exacto. El currículum de un poeta no existe. Yo me siento un poema vivo. No he dejado de escribir ni de generar, pero éste libro tardó cinco años en salir. Seguí todo ese tiempo siendo poeta y poesía. Un actor que no necesita película aunque hago películas.

Cómo poeta te encuentras muy vinculado al mundo del cine y al de la música más que a los ambientes literarios.

Ahora estoy haciendo un filme con Luis Ortega y he compuesto y compongo para Fabiana Cantilo, en fin. Sí, mi puerta es hacia el mundo. Me conozco. Mi ego pulverizado. Por otra parte, completando lo de antes, te decía que me siento poeta antes y después del libro, como antes y después del poema. Alguien una vez me dio una tarjeta que decía: poeta. Pero creo que esa no es la estrategia adecuada.

Sos una especie de Aleph.

Todo cuenta. Batato, Pizarnik, mi poesía y mis actividades secretas que no puedo revelar. A propósito de Aleph, no sé si te conté cómo conocí a Borges.

No.

Yo iba en un colectivo y lo veo. Veo que nadie lo ayuda a cruzar la calle y me bajo corriendo y voy y le digo: "Usted es Borges", el me responde: "Sí ¿y usted?". Entonces le digo mi nombre de pila y me pregunta: "¿Y su apellido?". "Noy", le respondo. "¿Noy? ¿Es usted algo del malevo del Abasto, Noy?". "Sí le digo es un familiar". Entonces nos pusimos a charlar hasta que lo dejé a las puertas de la Biblioteca Nacional en calle México. Había un montón de gente mirándolo mientras él me contaba cosas del malevaje, un tema que le fascinaba.

Noy junto Batato o Alejandra Pizarnik y también con Borges.

¡Sí!

Hasta fuiste al secundario con Charly García.

Sí, con Carlos García Moreno. Tanta gente. En el programa "Los Siete Locos" de Cristina Mucci, nos dieron 15 minutos a cada escritor invitado y yo me puse a recordar mi infancia en el sur y se me olvidó el libro, ¡todo! Mis editores supongo que me querían matar.

Tu querido y recordado sur. Es parte de tu enería vital. Donde se cierra el círculo de fuego.

Quiero volver, quiero volver y ver rostros, a mi familia, a cerrar ese círculo y, por qué no, a abrir otros. Hablo de Ingeniero Jacobacci, San Antonio. Tengo a mi familia allá. Mis padres y el recuerdo de mis abuelos. Se entremezclan tantas cosas. Me recuerdo vestido como monaguillo. Es que me gustaba usar puntillas. Y a los curas haciéndose sándwiches de hostia con dulce de leche en la iglesia del pueblo.

Ahora tampoco hemos hablado mucho de tu libro y ya se termina nuestra entrevista.

Claudio, uno muere en un ascensor, ocultando un llanto. Es imposible no terminar preguntándose por todo en la vida.

No, claro que no. ¿Seguimos mañana?

Dale.

Pensé que podría terminar este encuentro leyéndote yo un poema a vos...

Lee y ven a mí.

"Si has llorado a causa del amor, y fue un orgasmo en las mejillas, nunca dudes que quien no pudo hacerlo...

...tendrá siempre algo sucio en la sonrisa".

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