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Domingo 27 de Agosto de 2006
 
Edicion impresa pag. 42 > Sociedad
HISTORIAS PATAGONICAS : La primera elección de Miss Bariloche en 1939
El concurso fue organizado por el semanario La Voz Andina, aunque en 1936 le precedió otra elección de la que poco se sabe. Con el boom del cine, la exaltación de belleza estaba candente.

Por Francisco Juaréz

Si bien en 1936 se eligió la primera reina de belleza barilochense, no hay registro a mano de su nombre y otro concurso de tres años después debe ser considerado como el primer antecedente. Sobre el desconocido nombre de la primer coronada, quedaron sin embargo algunas pistas para indagarlo. Tres años después el semanario La Voz Andina organizó un concurso con remisión de los votos a su redacción. En el Bariloche de esos tiempos los vecinos se conocían entre sí y a los varones de toda edad no les indiferente detectar a las chicas bonitas. Los resultados progresivos se publicaban todas las semanas y la puja mantuvo a la juventud lugareña en alboroto permanente. La nominada "Miss Bariloche" tendría modestos premios y su velada de consagración.

Languidecía la década del '30 entre los coletazos de la "gran crisis" económica, pero un retrato de la ciudad frente al lago podría develar la envergadura y potenciar aquel despegue que la localidad rionegrina experimentó. Crecía a manos de un rotundo empuje hacia su destino mayor basado en el progreso edilicio, urbano, carretero y de servicios turísticos transportes, hotelería-, que dejó atrás la etapa de aldea cordillerana.

No sólo se construía el Centro Cívico en su localización definitiva, sino que Parques Nacionales impulsaba obras de infraestructura básica: muelles, caminos y hoteles en enclaves destacados. Es cierto que con el Centro Cívico, precisamente, se dudó dónde ubicarlo. Es que el primer proyecto del arquitecto Ernesto de Estrada fue diseñado para erigirlo en el cruce imaginario de las calles Frey y O'Connors (ese boceto apareció en La Nación del 2 de noviembre de 1936).

Si bien era parecido al que terminó por ser portal de inicio de la calle Mitre, el espacio y bulevar que hoy separa el edificio y torre del Municipio con el que -calle por medio- fue destinado para oficinas varias y el correo, tenía una continuidad techada y con arcadas (de acceso a la calle Frey). Esa parte del proyecto primitivo, en el nuevo pasó al costado lateral que hoy llaman "arcos de la Mitre".

 

Más allá del arroyo

El desechado no incluía monumento alguno ni lo tuvo el Centro Cívico cuando se inauguró en el lloviznoso domingo 17 de marzo de 1940 y el mal tiempo empañó la ceremonia pero le dio brillo al tejado. El monumento ecuestre de Roca recién fue descubierto el martes 14 de enero de 1941, jornada límpida y soleada cuya mayor curiosidad podría constituirla la probable presencia en el acto de José Ortega y Gasset, ya que en esos días quedó en el registro de los hospedados en el hotel Llao-Llao (ver esta misma página del domingo 13 de enero de 2002).

Pocos barilochenses sabían entonces a cuánto ascendió el costo de la construcción (1.100.000 pesos pagados por el Estado Nacional) cedida al municipio. Lo que si se sabía es que, si finalmente el emblemático conjunto de edificios se emplazó fuera del núcleo poblado y del otro lado del todavía abierto arroyo Sin Nombre, fue por el costo del terreno de Frey y O'Connors. En cambio, los 40.000 metros cuadrados frente al muelle, los ofreció la sucesión Capraro a poco más de 3 pesos el metro.

Bastante antes ya se registraba un boom turístico que derivó del servicio ferroviario en funcionamiento desde fines de 1934. Proliferaron los restaurantes y confiterías, surgió tímidamente el turismo estudiantil y aquel concurso de bellezas locales.

A mediados de 1938 los vecinos estaban al tanto del proyecto de instalar una telecabina en cerro Catedral (la Segunda Guerra Mundial, postergó por muchos años su instalación). El jueves 23 de junio de ese año, el semanario local La Voz Andina (LVA) en una nota suscrita por Heriberto Cohrs- señaló que "pronto tendremos el primer funicular en el cerro Catedral", celeridad que no podía suponer la conflagración que se avecinaba.

La alusión a la novedad del remonta pendientes le sirvió a Cohrs para pontificar: no desdeñar la trepadas a pie o en esquís. También aprovechó para despacharse con una extensa y confusa reflexión sobre la importancia del esfuerzo personal, método que propugnaba para acceder a la cultura, algo superior a la simple instrucción. "No tenemos ni tendremos por algún tiempo instituciones de enseñanza secundaria y universitaria" aunque "también sin ellas se pueden alcanzar grandes culturas".

Cohrs, que representaba la escuela de esquí de Otto Meiling en la casa fotográfica Kaltschmidt, aportó cierta confusión, quizás a contrapelo de la línea editorial del periódico adherido al progreso de la región, aunque no "progresista" en el sentido que se entiende hoy.

Lo que sorprende de Cohrs editado entre páginas convencionales y hasta frívolas-, es un tono audaz pero a la vez críptico: "Lo que hoy nos hiere dice Cohrs con palabras del español Angel Ganivet- es la improvisación de burgueses de nuevo cuño, sacados de su ruindad actual, no por los medios naturales de depuración de la materia bruta...sino por el conocido sistema de la acumulación de utilidades y el uso de la ropa negra".

Una interpretación sobre el "ropa negra" dicho por el ensayista Ganivet copiado por Cohrs, parecía aludir al fascismo en apogeo. Pero Ganivet murió en 1898, y, por lo tanto, resulta más una muestra de posición anticlerical (ropa negra = sotana).

 

Se vienen las bellezas

Mas que tamañas reflexiones, los lectores jóvenes de LVA preferían los paseos silvestres, la vida social, los bailes y las sesiones de cine que "en el pueblo" tenía vieja historia. Desde fines de los años '20, se pasaban películas en el bar Alegría de Belarmino García (esquina de Rolando y Moreno y teléfono 30) y en el bar Bariloche (esquina de Mitre y Rolando y teléfono 22) de Sam Fuller, que para ese cometido asoció al fotógrafo Héctor Pozzi (de Mitre casi Villegas).

Fuller dejó Bariloche pero retornó en 1938 para atender el buffet a bordo del Modesta Victoria. Ya en ese entonces existía la sala del cine Bariloche (ver Curiosidades) y el esquiador Hans Nöbl filmaba y pasaba ocasionalmente películas de esquí. En 1939 el regimiento militar montó funciones cinematográficas y en noviembre de ese año se inauguró el Cine Central. Años después, la vieja empresa de espectáculos Coliseo -de Roque González- compró los cines de Bariloche.

El sábado 24 de junio de aquel año La Voz Andina anunció el primer concurso local de belleza con destacado aviso en página central y un cupón para el voto que se enviaba o depositaba en la redacción del semanario. Anunciaba que la chica más votada hasta el 30 de julio sería Miss Bariloche. El listado de las concursantes se publicó semanalmente apareciendo a la vez un texto que prometía un objeto artístico y una foto tomada por Godofredo Kaltschmidt. Aquel texto también informaba que 3 o 4 años antes "un periódico editado en el Territorio organizó una encuesta sometida al voto popular". La información ocultó el nombre de la ganadora de aquella primera elección pero dio una pista: después de coronada se casó con un profesional y "ahora" estaba en Europa. La pista de la princesa señalaba en cambio, que fue "otra distinguida señorita...hija de un antiguo vecino representante de una marca de automóviles mundialmente conocidos" (¿Gertrudis Schumacher que también concursaría en 1939? La Agencia Ford era de Ernesto Schumacher).

(Continuará)

 
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