ROCA (AR).- Los vecinos de la zona cercana al casino de Roca ya no saben cómo hacer para evitar que un olor nauseabundo se cuele por cada uno de los rincones de sus hogares.

La convivencia con aguas servidas que emanan de una cañería en reparación desde hace varias semanas se convirtió en motivo de quejas ante la empresa Arsa, pero pocos avances advirtieron, según comentaron pobladores del lugar a este diario.

"No es un problema nuevo", advirtió el jefe del servicio Roca de Arsa, Gabriel Bayón, al referirse a las consecuencias del derrumbe de un colector de cloacas en la calle Bolivia entre Italia y Belgrano.

Es que desde principio de junio está hecho un "by pass" con un bombeo provisorio que lleva las aguas servidas por el desagüe pluvial paralelo a la ruta 22, desde la tapa de cloaca de la calle Italia hasta la tapa de la Belgrano. Se trata de 140 metros de caño totalmente roto que deben ser eludidos para que continúe el desagote del 30% de los líquidos de toda el área de servicio de cloacas de la ciudad.

Según explicó Bayón, ya está contratada una empresa del Valle Medio que será la encargada de reemplazar esos 140 metros de caño por un tramo igual, seguramente de PVC.

El responsable de Arsa local dijo desconocer el motivo de tanta dilación, indicando que la contratación se efectuó a través de otra gerencia de obra con sede en Viedma, también perteneciente a la empresa prestadora del servicio de agua y cloacas.

Se espera que la semana que viene comiencen las obras que se estiman de magnitud, puesto que implican romper más de una cuadra de asfalto. Por ese motivo los trabajos van a demorar "un par de meses", según indicó Bayón.

Debido a las características de los líquidos que van por estas cañerías, los trabajadores de Arsa cubrieron con naylon la salida y la entrada de la manguera a las bocas, pero a pesar de eso el nauseabundo olor se siente por toda la zona. La indignación de los vecinos es grande sobre todo porque a pesar de las notas enviadas a la empresa nunca recibieron respuestas ni explicaciones y hace casi tres meses que tiene que convivir con el olor a aguas servidas día y noche.

Ahora, deberán armarse de paciencia porque el inconveniente persistirá un tiempo similar más.