CIPOLLETTI (AC).- La Cámara Primera del Crimen de Cipolletti condenó hoy a Facundo "Mascarita" Herrera, Luis Arnoldo Carilao y Pablo Esteban Torres a la pena de 20 años de prisión por el homicidio del comerciante Ricardo Suriani, y absolvió a Natalio Barrera Sandoval, el jornalero que estaba procesado por encubrimiento agravado.
Los tres detenidos -Barrera Sandoval está en libertad y no asistió a la sala de audiencias- escucharon la sentencia y se marcharon en silencio
apenas culminó la lectura. No quisieron ni siquiera firmar el acta. Los hijos de la víctima que estuvieron en el recinto, también se fueron sin
decir nada.
Los jueces Jorge Bosch, Daniel Drake y Alvaro Meynet no tomaron como atenuante la confesión de Torres, quien tanto en la instrucción como en el debate, se adjudicó el hecho e intentó así desvincular a los otros dos sospechosos.
Entendieron que el 23 de diciembre de 2004, alrededor de las 22, Torres, Herrera y Carilao, portando armas de fuego de uso civil sin la debida autorización legal, "mientras pretendían perpetrar la sustracción de determinados objetos en el casco de la chacra de propiedad de Ricardo Domingo Suriani, sita sobre la avenida Julio Dante Salto, entre la ruta 65 y la 22, frente a la resistencia opuesta por éste, lo golpearon en el cuerpo y en la cabeza, para luego efectuarle sendos disparos de arma de fuego, uno de los cuales interesó órganos vitales, casionándole un 'shock hipovolémico' que originó su deceso instantes después".
Los condenaron como coautores del delito de "robo con resultado homicidio en concurso ideal con portación de arma de uso civil, sin la debida autorización".
Los camaristas hicieron lugar así al pedido del fiscal Ricardo Maggi, quien había requerido 20 años de cárcel para los tres sospechosos. Pero
no compartieron su otra solicitud. Maggi pretendía que Barrera Sandoval fuera condenado a dos años de prisión en suspenso por encubrimiento agravado, pero los jueces entendieron que las pruebas que había en la causa no alcanzaban para endilgarle esa responsabilidad.
Como parte de los elementos en contra de los imputados, el Tribunal usó las declaraciones de dos testigos que estaban citados para el debate y que no pudieron ser ubicados, pese a la búsqueda realizada por la policía. Hubo una puja en el juicio por la incorporación por lectura o no de sus testimonios, pero finalmente se anexaron.
Los dichos de Rubén Esteban Montoya y Luis Alejandro Maripil fueron parte importante de la prueba. Son quienes ubicaron juntos a los
sospechosos con posterioridad a las 22.40, horario del llamado de la mujer de Suriani a la policía.
-Montoya dijo que alrededor de las 24 del 23 de diciembre, al salir de la casa de Barrera Sandoval, se cruzó con Torres, Herrera y Carilao.
Este último le pidió que fuera a lo de Hernán Gabriel González y le dijera que lo requería urgente.
-Maripil aseguró que estuvo en la casa de Barrera Sandoval desde las 21 de ese día. A las 23,15 arribaron al lugar, por la parte posterior,
Carilao y dos personas más cuyos nombres desconocía. "Uno de éstos, que ignoraba, portaba una mochila negra, grande y al apoyarla en el piso sonó como un plástico duro", sostuvo. La descripción de la mochila coincide con la que fue hallada enterrada donde estaba el arma homicida.
Los dichos de estos dos testigos no sólo se limitaron a unir a los sospechosos. "Maripil destacó que cuando volvió Carilao con los dos
desconocidos, uno comenzó a decir que había ido a 'laburar' y que se les había 'pinchado todo', se les había resistido el hombre y le habían
pegado un tiro. Diálogo que se desarrolló entre los tres ingresados, limitándose a escucharlos. Le habían pegado un tiro porque se les había
'parado de mano', que habían ido a robar a un chacarero que 'era grandote', describieron los camaristas en la sentencia.