Luis Pérez Companc llegó a Roca con un objetivo doble.
Ganar la 36 edición de la Vuelta de la Manzana,  y de paso superar a su hermano Jorge, quien es el navegante de Juan Pablo Raies. El capitalino, al comando de una interminable Toyota Corolla, estuvo impecable y ratificó que en los caminos valletanos se siente mejor que los locales.
Casi un monólogo fue lo de Pérez Companc, quien nunca le dio opciones a Raies, su principal rival en la Clase A-8, ni tampoco a los mejores del Gru-po N-4 en la lucha por la general del Sudamericano.
El único argentino que participa en el Mundial de rally en la división mayor, que utilizó esta prueba como entrenamiento para su próximo desafío en Japón, ayer completó una obra maestra.
Después de la diferencia que edificó ganando casi todos los tramos de la primera etapa, en la segunda estaba claro un error de manejo o un problema mecánico podía dejarlo sin su cuarta “Manzana” consecutiva.
Es que Raies estaba demasiado lejos, no por el auto, sino por su manejo, que parece no terminarse de adaptar a su tremendo Subaru.
Entonces, manejando a su gusto la diferencia que había conseguido, Pérez Companc se dedicó en la segunda etapa a andar muy rápido y de costado, dando espectáculo para los aficionados, quienes enloquecieron cada paso de la Toyota Corolla.
En el Grupo N-4 se llevó la victoria el cordobés Federico Villagra; en el Grupo N-3 el neuquino Pablo Cacopardo (Ver aparte); en el Grupo N-2 venció el santiagueño Pablo Peláez; en  la A-7 el uruguayo José Massola, y en la A-6 el brasileño Rafael Tulio.

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