NEUQUEN (AN).- Los músicos comenzaron a levantar el volumen: describieron el escenario neuquino prácticamente vacío de lugares para ofrecer conciertos y recitales "salvo honrosas excepciones", cuestionaron las políticas oficiales en materia de cultura y reclamaron su derecho a participar de la elaboración de programas que utilizan los fondos públicos para su desarrollo. La recientemente formada -tiene dos meses de vida- Asociación de Músicos Independientes, AMI, comparte el espacio de la Conrado Villegas con otras entidades que agrupan artistas -actores, directores y gente de teatro en general; plásticos; videastas- con posturas comunes respecto de los organismos oficiales de cultura.
El presidente de la AMI, Gabriel Henríquez, a la vez integrante de Otro Puerto, dijo que el "primer gran objetivo" institucional es "agrupar necesidades comunes de los músicos y desplegar acciones conjuntas". Afirmó, y reiteró casi como muletilla, que "no decimos que no hay política cultural en la región; existe, pero no estamos de acuerdo".
La propuesta apunta a "lograr una transformación de fondo" en los organismos oficiales; "no se trata de cosas livianas como que garanticen el sonido o los honorarios de un concierto, queremos incidir en la política cultural".
El planteo inicial supera los límites de una entidad de defensa de intereses gremiales puesto que apuntan también a fomentar la producción de los músicos, "que es constante, mucha y muy buena", aseguró. En ese plano, comenzaron el proceso de convocatoria a los asociados a enviar material grabado para incluirlo en un disco compacto que -confían- aparecerá en el próximo trimestre (ver aparte).
Diego Castro, encargado de prensa de la AMI, recordó que la Constitución provincial establece la posibilidad de participación en el diseño de las políticas públicas. Y en ese punto, reclamó "políticas inclusivas" que faciliten el acceso de los músicos a sus fuentes de trabajo.
Henríquez añadió que la supuesta marginalidad que les atribuyen "no es una cuestión de marketing, sino una decisión política, porque hablamos como hacedores de música y no como gestores culturales".
Claudio Olivieri dijo que se trata de una realidad "muy particular, ya que el Estado apoyó la edición de discos y la actuación de algunos músicos". En consecuencia, "se profundiza la discriminación porque hay un sector de músicos que está trabajando y otra gran mayoría que no puede hacerlo".
Criticaron las políticas instrumentadas por las secretarías de Cultura provincial -a cargo de Reinaldo Labrín- y municipal -encabezada por Oscar Smoljan-. En el primer caso se beneficia sólo un sector de músicos mientras que el municipio "sólo tiene el plan de verano con condiciones que ponen ellos", dijo Henríquez.
Se trata de diseñar y aplicar "políticas de Estado sobre el quehacer de los músicos", añadió, de manera que se mantengan pese a los recambios institucionales.
Además, Castro puntualizó la carencia de espacios para realizar presentaciones, una situación que se agudizó tras los hechos ocurridos en el boliche Cromañón en Buenos Aires. Pero eso "muchas veces funciona como un pretexto" para desalentar las presentaciones en público.
En efecto, sólo trabajan a pleno "el casino, el cine Español, Donato y La Curtiembre, pero ninguno es adecuado para un concierto", explicaron. Según Charly Aros -protesorero de la entidad- esto constituye un "corralito" en materia de propuestas culturales.
Ricardo Ventura, vicepresidente de la AMI, consideró "evidente que la actual administración -cultural- favorece a un sector" y coincidió en la carencia de salas apropiadas para desarrollar actividades culturales, de la cual la Conrado Villegas "es un ejemplo". Resulta "vergonzoso", dijo, que el Estado convoque a los artistas y "en lugar de un contrato pretenda establecer una relación personal".
GERARDO BERTON
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