El gobierno ecuatoriano pidió ayer ayuda internacional frente a los daños causados por la erupción del volcán Tungurahua, ubicado a 250 kilómetros de Quito, que ascienden a 80 millones de dólares. Distintos sindicatos consideraron que sólo los daños que se registraron en diez poblados, hicieron perder casi 3.000 hectáreas de papas, alrededor de 2.000 de maíz y otro tanto de cereales, frutas y hortalizas.

Pero más allá de esto están las vidas. Aquellos que de un minuto a otro empezaron a convivir con lava, humo y cenizas.

Ramón Gutiérrez es uno de ellos. A continuación, la carta enviada el viernes a "Río Negro":

"El miércoles 16 de agosto, al amanecer sentí un temblor... Mis hermanos no lo sintieron y, al desayuno colocaron en duda mi información...

"Durante la tarde de ayer se veía una constante columna de humo y gases sobre el volcán. Por la noche, cerca de las 19, comenzó a rugir la 'mama Tungurahua'... Desde la terraza de nuestra casa veíamos nítidamente la salida de lava en medio de atronadores y aterradores rugidos... Los vidrios de las ventanas bailaban... Todo se movía.

"Hoy es la fiesta de Santa Beatriz de Silva, fundadora de las Monjas Concepcionistas Franciscanas. El padre Miguel celebró la misa a las 7 de la mañana en el Santuario del Buen Suceso (en el convento de las Concepcionistas). Me levanté el primero, poco antes de las 6 de la mañana. Todo estaba oscuro... Una lluvia de ceniza cubría todo. Y la ceniza acumulada en techos, patios y calles era impresionante. Con Padre Miguel y Cristián salimos, literalmente a la vuelta de la rueda hacia el monasterio, no se podía circular rápido por el polvo volcánico y porque la visibilidad era muy escasa.

"Estamos tapados de ceniza. Me llegan noticias verbales de que hubo gente quemada por la lava (no es nada seguro), que desapareció un poblado (tampoco tengo información seria)... Estamos en estado de catástrofe, parece que las autoridades también decretaron 'estado de emergencia' para nuestra Provincia del Chimborazo y la vecina Tungurahua, las afectadas por la erupción volcánica.

"Acabo de escuchar en la radio que desapareció un poblado que se llamaba Bilbao... Se informa también de un muerto.

"André, Cristián y yo, hemos pasado la mañana sacando ceniza de los techos, de los pasillos del patio. Nos piden que la metamos en sacos para que la recojan desde el Municipio. Es imposible empacar tanta ceniza, optamos por amontonarla por ahí, nada más podemos hacer. Se han suspendido todas las actividades en la ciudad. Toda la población estamos en minga de limpieza.

"Sigue cayendo ceniza al momento de escribir esta nota. Lo mejor es que ustedes vean los noticieros...

"Nosotros estamos bien, bajo la ceniza, pero bien. Estamos como todo este sufrido pueblo".