Cuando es por los puntos, la historia es diferente. Argentina recuperó parte de su juego "dorado" y empezó con el pie derecho en el Mundial de básquet de Japón. Venció con autoridad a Francia, por 80 a 70, y demostró que la mística ganadora que lo llevó a consagrarse campeón olímpico en Atenas.

El equipo de Sergio Hernández se medía en la madrugada de hoy ante el Líbano; mientras que la tercera presentación será mañana a la 1, ante Venezuela.

Mientras tanto, la victoria ante los franceses sirvió para levantar el ánimo de un plantel que estaba bajoneado por las flojas actuaciones de la etapa previa. Y, como no podía ser de otra manera, el quinteto albiceleste tuvo la cuota de su símbolo, Emanuel Ginóbili, goleador del encuentro con 25 puntos.

Pero a la actuación individual de 'Manu' se le sumó esta vez un elemento clave para controlar a un equipo aguerrido y muy atlético: la eficacia defensiva. Esa de la que el equipo albiceleste hacía adolecido en los juegos preparatorios , especialmente ante España y Serbia y Montenegro.

Sin embargo en el Sendai City Gimnasium, el quinteto del "Oveja" se pareció en mucho a aquel que condujera su antecesor, Rubén Magnano .

Es cierto que Francia perdió mucho con la ausencia de su estrella, Tony Parker, compañero de Ginóbili y Oberto en los Spurs, quien se fracturó el índice de la mano derecha y no podrá jugar este certamen. Sin Parker, seguramente la 'blue' no podrá escribir sus mejores páginas en este campeonato del mundo, pero también es verdad que Argentina preparó el partido como si él fuera a jugar y el funcionamiento se mantuvo aceitado de principio a fin.

En el primer turno de mañana, el albiceleste se las verá con un rival que llega golpeado por las lesiones y, encima, fue sorprendido por el Líbano en la primera jornada.

El quinteto dirigido por Néstor Salazar ratificó sus innumerables inconvenientes en el funcionamiento colectivo. Si repite esas fallas y no mejora su defensa, será un rival accesible para Argentina.