Que el cine argentino está en crisis es una realidad insoslayable. Ya bastante se ha debatido sobre la cuota de pantalla, la "media de continuidad" que la mayoría de las grandes cadenas de cines no cumplen y la apocada recepción que tienen los productos nacionales ante sus pares americanos. Esta semana dos hechos intentarán aportar un buen puñado de curitas para una empresa herida que parece no levantar cabeza.
Por un lado, el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) lanzó sus nuevas medidas para tratar de revertir el proceso. En principio son cuatro resoluciones para redefinir la famosa "cuota de pantalla": crear una categorización de los filmes (es imposible desconocer que no todas las propuestas apuntan al mismo público y poseen la misma salida comercial); la implementación de un circuito de exhibición alternativo (precisamente para las películas que sean lanzadas hasta en cinco copias) y un calendario de estrenos (para estipular las fechas de salida de las cintas de forma inamovible y así evitar que se levanten de cartel a último momento cuando se conocen sus rivales americanos, lo que no sólo construirá una grilla más ordenada sino que también evitará la pérdida del dinero invertido en publicidad previamente pautada.); el cumplimiento de la cuota de pantalla por domicilio (se penalizarán no sólo a la sala sino también al distribuidor que no la cumpla) y la creación de una comisión de aplicación y autorregulación.
Por el otro, la recientemente creada Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas renovó autoridades y anunció la creación de los premios "Sur" que se entregaran a fines del 2006. Increíblemente esta entidad que nuclea a todos los sectores del ambiente recién se conformó en el 2004 e intenta emular a sus pares de EE.UU. y España. El galardón se sumará a los ya institucionalizados Cóndor (otorgado por la Asociación de Cronistas) y Clarín, que con el reconocimiento intentan revivir el adormecido interés del público por la producción local.
Ambas novedades fueron bien recibidas y parecen ser intentos pautados por reconstruir una historia que, sobre todo en estos dos últimos años, no encuentra una salida. La reactivación económica que lograron películas como "Bañeros 3, todopoderosos" y "El ratón Pérez" son apenas islas en un mar de decepciones y, más allá del análisis de la calidad de estas, distan de ser representantes de un cambio sino hechos esporádicos ligados a las vacaciones invernales y la publicidad de productos respaldados por una empresa televisiva. En ese sentido el INCAA también instauró una nueva manera de brindar apoyo publicitario a cintas locales de menor salida. Claro que todo esto no sólo necesitará el compromiso de distribuidores y dueños de grandes complejos sino también del público, algo que se generará derribando prejuicios y profesando una educación que permita acceder a miradas cercanas a nuestra realidad sin que eso signifique desechar lo que viene de afuera. Ojalá, en un futuro no tan lejano, no sea necesario dudar cuando alguien nos pregunta: "¿Cuál fue la última película argentina que viste?".
ALEJANDRO LOAIZA
aloaiza@rionegro.com.ar
