No se podía dar el lujo de perder. Venía de dos derrotas al hilo, frente a Belgrano y a Boca, y por eso sumar era una cuestión trascendental. Perdía, es cierto, pero Central llegó a la igualdad gracias al Kily González y de esta forma se salvó de las críticas despiadadas, al menos por ahora.

Banfield fue local, pero no lo demostró casi nunca. Arrancó mejor el equipo de Néstor Gorosito, sobre todo por la tarea del Kily González en la mitad de la cancha y de Marco Ruben en la avanzada, que no tuvo buena compañía en Paulo Wanchope. por entonces no lograba hacer pie en el medio. Central era superior y merecía más.

Pasado el cuarto de hora fue el Kily quien estremeció el travesaño. Fue un aviso de lo que vendría. Por el lado del "Taladro", sólo se salvaba el

sacrificio y la peligrosidad del uruguayo Josemir Lujambio.

En la segunda parte llegaron los gritos de gol. Primero festejó el "Taladro", vía Juan Azconzábal. Venía de mal en peor para Central, pero sucedió lo que todos sus hinchas esperaban. Aparecía el Kily, el hijo mimado, a nueve del final, y de penal salvó de la hoguera a su equipo.