Los jueces del Tribunal Oral Federal 1 de esta ciudad realizaron ayer una inspección ocular al destacamento policial de Arana, donde en la dictadura funcionó un centro clandestino de detención, en el marco del juicio al ex comisario Miguel Etchecolatz, acusado de seis homicidios, dos secuestros y múltiples casos de torturas cometidos en esa época.
El procedimiento tuvo por finalidad corroborar los testimonios de testigos que aseguran haber estado en ese lugar cuando esa cárcel ilegal estaba bajo la órbita de Etchecolatz.
Los magistrados realizaron la recorrida por el destacamento de 637 y 131 junto a Nora Ungaro y Walter Docters, dos ex detenidos que permanecieron privados ilegalmente de su libertad allí, al igual que los estudiantes de la denominada "Noche de los Lápices".
Docters, un delegado estudiantil que había dicho públicamente que la policía se había convertido en una banda de delincuentes al servicio de la corrupción y la tortura, fue secuestrado el 20 de septiembre de 1976 y llevado durante diez días al centro de Arana, donde lo sometieron a "picanas" y "submarinos".
Según contó Docters en el juicio oral, su padre era policía y por eso hizo gestiones ante sus superiores y logró entrevistarse con el chico en la División General de Investigaciones; en un momento de la reunión Etchecolatz se asomó por la puerta y le dijo a su padre: "¿Viste que estaba vivo?. A ver si te dejás de joder ahora".
Tras estar diez días en el campo de Arana, donde -dijo- les hacían "cualquier cosa que hiciera sentir a uno que no iba a tener ni dignidad ni vida después de eso", fue llevado al "Pozo de Quilmes".
Por su parte, al declarar en el juicio, la actual Directora de Derechos Humanos de la Municipalidad de La Plata, Nora Alicia Ungaro, contó que fue secuestrada el 30 de septiembre de 1976, quince días después que su hermano Horacio Angel, en el domicilio de otro desaparecido de la llamada "Noche de los Lápices", Daniel Racero. Ungaro, que aseguró no haber sido torturada, detalló con crudeza los tormentos a los que sometían a varios de sus compañeros detenidos y el ensañamiento que mostraban con varias de su víctimas por su condición, por ejemplo, de policías.