CIPOLLETTI (AC).- El fiscal Luis Galeano justificó ayer por qué no le hizo ninguna pregunta a Claudio Kielmasz en la audiencia que se realizó el jueves por el caso Opazo. Dijo en primer lugar que el ex procesado por el hecho había sido propuesto por la defensa, no por la fiscalía, y que "no se le podían hacer preguntas que pudiera obligarlo a declarar contra sí mismo".
Galeano realizó declaraciones ayer ante la decepción que quedó -sobre todo en los familiares de las víctimas del triple crimen- luego de la testimonial que se le tomó a Kielmasz.
El fiscal dijo que "no fue una cuestión caprichosa". Recordó que el ex procesado como autor del crimen de Yanet Opazo y la tentativa de homicidio de Claudina Kilapi había sido propuesto por la defensa. Y que "no fue citado como imputado, sino como testigo".
"Como está obligado a decir la verdad -sostuvo- no se le puede hacer preguntas que lo puedan involucrar". Ello, teniendo en cuenta que el artículo 18 de la Constitución Nacional indica que nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo.
Por otra parte mencionó que el propio Código Procesal dice que quien es citado como testigo en una causa, no puede responder preguntas respecto de otras causas. Es decir, que si Kielmasz estaba por el caso Opazo, el interro
gatorio debía basarse en ese hecho y no en otro, como el triple crimen. Agregó que en ese caso (el triple crimen) ya fue juzgado y condenado y no puede ser juzgado dos veces por el mismo hecho.
Más allá de estos argumentos, llamó la atención que Kielmasz fue el único testigo en todo el juicio oral a quien Galeano no le realizó ninguna pregunta, ni siquiera aquellas que lejos podían estar de incriminarlo. No era el primer testigo propuesto por la defensa y a los demás que asistieron, sí los interrogó. El querellante Alejandro Silva tampoco preguntó.
Era obvio que la acusación no quería agregar elementos que pudieran generar mayores contradicciones a las que ya hay en la causa. Fiscal y querellante pretenden demostrar la responsabilidad del único imputado, Fabián González, como partícipe necesario del hecho. Y cualquier duda debilitaría más aún la prueba, que suma nada menos que pericias balísticas contradictorias.
Si bien la decepción la vivió con mayor intensidad Ulises González, fue la sensación generalizada que quedó el jueves en la desbordada sala de audiencias. Kielmasz, el testigo más esperado en todo el juicio, estuvo apenas diez minutos frente al Tribunal. Sólo el defensor de González y los jueces impulsaron el escueto interrogatorio.
Por otra parte, si Kielmasz declaró como testigo y estaba obligado a decir la verdad, sorprendió que no se le hiciera un careo con una testigo que contradijo sus dichos el mismo día. Nélida Jerónimo aseguró que veía juntos a Fabián González y a Kielmasz en una iglesia evangélica del barrio Labraña en 1993. Y Kielmasz negó conocer al actual imputado.