Hace un par de años quise entrevistar a Luis Alberto Spinetta a propósito de una presentación que el músico iba a realizar en Neuquén. La respuesta por parte de su entorno fue un ya consabido "imposible". Sin embargo, a través del productor, Pablo Celoria, conseguí enviarle un mail personal. En él me sinceraba como periodista y como seguidor de su obra, y le decía que, aunque respetaba su decisión, no comprendía las razones de su silencio. Su exposición como artista, implicaba, según mi punto de vista, su desempeño como figura pública.
El asunto es que le envié adosadas unas preguntas, por las dudas. Las respondió todas y la entrevista concluyó con un final feliz y la posibilidad encontrarnos cara a cara algún día, "tal vez". En el diario decidimos publicarlo tal cual: las respuestas y el mail introductorio. Hoy ese muy particular encuentro virtual está guardado en el archivo del diario y en una página web muy bien diseñada: jardindegente.com.ar.
Hace unas horas terminé de leer los antecedentes de su disputa con Roberto Pettinato, y, al mismo tiempo, de entender su enojo con la prensa.
Comencemos por el principio. En abril de este año en su número 25 la revista "La Mano" dirigida por Roberto Pettinato, le dedicó un especial que llevaba por título "Todo Spinetta". En términos generales se trata de una producción hecha a conciencia. Algunos de los mejores críticos de música de la Argentina -Eduardo Berti, Víctor Pintos, entre otros- escriben columnas donde recuerdan momentos transcurridos con "El flaco". Pero, siempre hay un pero, la revista abre con una columna de Pettinato de dudoso buen gusto. La nota en cuestión pretende ser elogiosa y termina siendo burda y hasta grosera. Es como si lo hubiera escrito con una actitud crítica solapada. Como si algo oscuro se escondiera detrás de cada exclamación. Pettinato no estuvo a la altura del Flaco y su burda lírica terminó por ofender al poeta.
Pensemos en que Pettinato arranca así: "Un día salí con una chica que tenía la particularidad de transpirar como un jabalí". Luego se explaya "...resulta que hablábamos mucho sobre Spinetta y me di cuenta de que nunca iba a existir una mujer bonita-bonita y que fuera fanática de El Flaco. De esto concluí en que también eran mujeres que podían dejarse el vello debajo de las axilas y que no les importaba tener mal aliento o llevar con orgullo, en este caso, la transpiración y el olor bestial".
Ahora bien, ¿en qué demonios estaba pensando Roberto Pettinato cuando escribió esto? En la misma página se observa un montaje en el cual el rostro de Spinetta aparece arriba de una nube saliendo de la cabeza de Pettinato. Al costado hay una foto de Jimmy Hendrix y del otro un Elvis con una banana gigante entre las piernas. Más ordinario imposible. Una lectura semántica podría concluir que Pettinato auna el miembro masculino y su fervor musical en un único recuerdo seudo erótico. Este artículo truncó el merecido homenaje.
No imagino qué sintió Spinetta cuando vio las fotografías de archivo de su propia persona. Postales de una juventud dorada, de un tiempo ido. Tal vez se descubrió desnudo tal cual sugiere la de tapa de "La mano". Lo cierto es que también sentí indignación por la torpeza del saxofonista y sus montajes. Un texto donde además el Flaco es definido con palabras como extraño o raro.
No, Petti, lo insólito es que una metáfora grasa haya eclipsado tu pluma.
CLAUDIO ANDRADE