NEUQUEN (AN).- Luis Alberto Spinetta viene de una gira intensa por los principales escenarios argentinos.

Se trasladó vía terrestre, desde Mendoza donde actuó el fin de semana último, descansó en Neuquén y continuó ayer para la cordillera. En esta capital, pidió no encontrarse con el periodismo, según lo trasmitió a este medio, el organizador local Pablo Celoria.

Hoy, a las 22, actuará en el teatro Arrayanes de Bariloche, mientras que el sábado, a las 23, y el domingo, a las 21, lo hará en el casino Magic de esta capital.

Desde Mendoza, un amigo de este diario y colega en "Los Andes", Walter Gazzo, nos cedió con la habitual gentileza que lo destaca, expresiones del "Flaco" en un hecho -que como dijo Walter- "es totalmente inusual: un encuentro entre periodistas y el músico para hablar con una agenda abierta. Y esas cosas son para celebrar. No es común que se produzcan estos hechos; ni siquiera en Buenos Aires es algo normal".

Allí, como en esta región estará con su banda, que alista con Sergio Verdinelli, en batería; Nerina Nicotra en el bajo y Claudio Cardone (teclados), para promocionar "Pan" su último disco.

"Es mi pan" como lo definió ante nuestro amigo mendocino. "Es mi forma de ver las canciones, la lírica, las cosas que yo quiero, los acordes", comentó Spinetta y abundó en más. "El disco está absolutamente comprometido siempre con una idea estética, más o menos simple. Es mi pan espiritual. Reunir canciones muy simples, letras -algunas de ellas- muy sencillas que no parecen provenir de mi pluma... 'Pan' es eso y también es un sentido de necesidad. Además, pan es pangea: todo. Originalmente el disco se iba a llamar 'Espuma mística' pero después busqué un título que englobó a todo bajo una mirada simple. En este caso hablo de amor de manera muy sencilla porque así lo siento. Este es mi pan calentito, mi producto inmediato creativamente".

Lo nuevo y aquellos clásicos

En sus recitales por el país, el "Flaco" va mostrando un repertorio, en el que mecha lo novedoso con aquellas obras clásicas que, por cierto, su público aguarda y se regodea. Sube casi dos horas y pinta diez buenos temas de "Pan" y el doble de las muy conocidas, trasformando lo que toca en -aseguran- un show magnífico.

En las letras de Pan, por lo que ha dicho su mentor "hay cosas que parten desde la sencillez y tocan partes no tan sencillas. Así hablo del hervidero que son las ciudades, con los sueños quebrados. Las ciudades van llevando a la gente a producir, producir, producir. Puedo intentar ver de otra manera las cosas. Me permito esa forma de trabajar y siento felicidad al hacerlo. Además, me dan bolilla y me tienen en cuenta. Esa lírica podría haber desaparecido pero sigue ahí, viva. Ante el avance de tanta estupidez creativa, esta lírica se reafirma para seguir creyendo en las cosas maravillosas de esta vida".

No pudo "historizar" sobre las épocas del rock argentino porque -claro- "es mi vida. Veo mi rock, los pasos que di. Lo que sí sé es que hay cosas que ya no van más: el rock del arengue terminó con Cromañón, de una manera espantosa. Si el rock no es amoroso y no reúne a la gente para bien, no es rock. Es como un circo... esa violencia incontenible que se relaciona con la música no me interesa. Nunca trabajé para eso y siempre creí que el rock es amor y paz y de inteligencia".