NEUQUEN (AN) - La ciudad de Cipolletti será sede la semana próxima de una cumbre de organismos reguladores y energéticos de las provincias y la Nación para iniciar el cálculo del daño hipotético de una crecida del río Neuquén, superior a la histórica registrada el 13 de julio pasado y dar los primeros pasos para estimar las inversiones necesarios para prevenirla. El recrecimiento de la presa Portezuelo Grande es la primera alternativa.

La crecida de hace dos semanas encendió la alarma porque estuvo muy cerca de pasarle literalmente por encima de Portezuelo Grande, una presa de materiales sueltos que, como todas las de su tipo, colapsaría en cuestión de horas si el agua superara la altura de su coronamiento.

Según el diseño, esta presa puede contener y derivar hasta 11.500 metros cúbicos por segundo de agua y en el último episodio registró entrantes de entre 10.300 y 10.500. Se estuvo, como se ve, muy cerca de un colapso que habría dejado gran parte del Alto Valle bajo el agua.

El Estado nacional, cuando concesionó las presas, se comprometió a invertir en los ríos Limay y Neuquén los montos necesarios para prevenir los efectos de una crecida máxima probable.

Hasta hace unos años el cálculo de esa probable crecida máxima posible en el Neuquén era de entre 18.000 y 20.000 metros cúbicos por segundo. Pero un trabajo encargado por la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) a la consultora canadiense BC Hydro fue más exacto: el pico máximo instantáneo de una crecida máxima probable en el río Neuquén es de 14.520 metros cúbicos por segundo con un pico medio diario de 13.200.

Más de una década después de aquel compromiso del gobierno federal, autoridades y técnicos de la AIC, del Organismo Regulador de Seguridad de Presas (Orsep) y de las áreas de Recursos Hídricos y Energía de la Nación se reunirán este lunes en Cipolletti para pactar el método de cálculo del daño que una emergencia hídrica causaría en la región y estimar las inversiones que se precisan para mitigarla.

A pesar de la insistencia neuquina por la construcción de Chihuido y Chihuido II -dos emprendimientos privados sobre la base de proyectos preexistentes que requieren aportes estatales-, se sabe que las inversiones más sencillas y rápidas de encarar son las de un mejoramiento de la capacidad de desvío de Portezuelo Grande hacia el embalse Los Barreales. Hace unos años se dijo que para ello no se precisan más que 5.000.000 de dólares.

La máxima autoridad mundial en ingeniería de presas, el suizo Giovanni Lombardi, dejó escrito hace seis años que en 1995 ya había advertido que "se enfrenta un serio problema de seguridad de la obra y de toda la cuenca aguas abajo de Portezuelo Grande. Es entonces sorprendente que el asunto de la adecuación de las obras (...) no haya sido resuelto a la fecha" puesto que se trata de "un problema urgente que debe ser resuelto lo más rápidamente posible". Como se ve, todos los que deben tomar decisiones estaban enterados del riesgo.

"No se considera que sea aceptable esperar la construcción de un hipotético embalse adicional en el sitio de Chihuido, ya que la fecha de puesta en operación de una obra tal no parece ser predecible y que de todas maneras será relativamente lejana", añadió Lombardi en el 2000. Fue él quien recomendó encarar las obras complementarias en Portezuelo Grande, consistentes en el recrecimiento de la presa y el aumento de la capacidad de desvío del canal aductor.

Por lo pronto, trascendió que ya se decidió abandonar la idea de la reparación del canal derivador, decidida por Duke Energy, concesionaria de Cerros Colorados, para evitar una duplicación de esfuerzos.

En la reunión también de hablará de los dos proyectos Chihuido porque se consideran necesarios (una presa de ese tipo aguas arriba de Cerros Colorados daría una solución integral), aunque hay que ver cómo se considera el proceso que inició la provincia de Neuquén con empresas privadas.