Tan anunciada como desilusionante.

La cumbre de ayer por la tarde debía anunciar qué haría Boca sin Alfio Basile. Y supo que no hará nada, porque seguirá con él, pero sin él ¿se entiende? ¿No? Bien.

Ayer hubo dos anuncios. Uno ya conocido desde hace días y que sólo faltaba su confirmación. Y otro, desconcertante.

Ayer se anunció que Basile será el próximo entrenador de la selección. Ya lo sabíamos.

También ayer se anunció que Basile seguirá siendo el entrenador de Boca hasta el 14 de septiembre, cuando el equipo xeneize termine de disputar la segunda final de la Recopa con el San Pablo. Una ilusión. La de pensar que se sigue teniendo director técnico cuando ya no se lo tiene más. Porque ayer Basile dejó de ser el DT de Boca, aunque siga en La Bombonera cuarenta días y algunos más.

La noticia esperada era saber quién sería el nuevo entrenador boquense, pero hubo una solución muy a lo Julio Grondona: un poco para todos y todos felices, aunque resulte un mamarracho. Boca cree tener entrenador y ya no lo tiene más. Y la selección ya tiene entrenador, pero no dispone aún de él.

¿Qué se supone que hará Boca durante el tiempo que le dure Basile? ¿Encontrar lo que no pudo en dos semanas? Tres entrenadores sin trabajo le dijeron que no y dos con trabajo se bajaron solos, antes que les ofrezcan nada.

¿Supone Macri que Lavolpe -uno de los que le dijo que no- aprenderá en cuarenta días todo lo que según él mismo aún no sabe de fútbol argentino? ¿O que Bielsa se hartará del campo? ¿Cuántos candidatos a dirigir a Boca hay ahora? ¿Y cuántos aparecerán dentro de cuarenta días? ¿Qué tan distinto será todo cuando el cuerpo de Basile ya no se pose sobre el banco boquense?

En Boca todo sigue igual. Pero no.

JUAN MOCCIARO

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