BUENOS AIRES (Télam).- En la antología "Los dominios de la belleza", la investigadora Alejandra Laera selecciona una serie de cuentos y crónicas de viaje de Manuel Mujica Láinez (1910-1984) haciendo eje en la renovación temática que encaró el escritor con la intención de desmontar una imagen estereotipada y reducida a la frivolidad y el conservadurismo político.

"A mí lo que básicamente me interesó, y espero haberlo logrado, es que esta antología -recién publicada por el Fondo de Cultura Económica- muestre un Mujica Láinez diferente del que se conocía antes. A medida que investigaba no sólo se ratificaba esa intuición mía, sino que también yo fui descubriendo otros Mujicas", contó Laera en una entrevista con Télam.

"Es importante hacer hincapié en la renovación temática que introdujo Mujica. Me parece que esto se niega. En una época en que la renovación formal, en los 70 por ejemplo, fue tan pero tan importante, es cierto que quizás algunos aspectos de la escritura o del llamado estilo del escritor no estuvieran al día", especificó la investigadora.

Pero esta circunstancia, sostiene Laera, "bajo ningún punto de vista debe impedir ver que Mujica seguía insistiendo en una renovación temática muy importante de la que era pionero desde los años 40".

Para Laera, "si bien Manucho construyó un personaje, nunca se montó en ese personaje, nunca lo explotó para publicitar su propia obra. En ese sentido si bien hay relaciones entre la persona biográfica y algunos contenidos de sus textos también es verdad, que él nunca los mezcló, nunca aprovechó uno en pos del otro. De ahí surge la idea de simulacro que me parece hace más interesante la apuesta de Mujica Láinez".

En el contexto de emergencia que escribe Manucho, subrayó la investigadora, su exploración sobre la belleza es muy renovadora. "No hay en su obra una concepción corriente o plana de lo que es la belleza. Es revulsiva y esos opuestos hacen que haya hasta una cierta teorización sobre la belleza".

"Este estudio hubiera sido imposible veinte años atrás, pero ahora -sostiene la investigadora- muchos críticos literarios como Silvia Molloy y Josefina Ludmer estuvieron de acuerdo en la necesidad de realizar un trabajo de esta naturaleza".

Una de las cosas que más le entusiasmaron a Laera de Mujica Láinez es que parecía un escritor amateur y era un verdadero profesional. "Podemos bromear mucho, él podía ser muy irónico, podés pensar que era muy frívolo pero él trabajaba de escritor. Todos los días tenía un método de trabajo, era un profesional".

"Evidentemente, Mujica tuvo algunas actitudes un poco desafortunadas como muchos de nuestros intelectuales en ciertos momentos políticos muy difíciles (de la década del 60 y 70) -consideró-, aunque esta realidad no puede oscurecer el análisis de su obra. No es cuestión de decir la política no importa, es ver también la escritura de Mujica en el contexto político que vivía el país".

Al respecto, "el episodio de la censura de la ópera 'Bomarzo' me parece muy ilustrativo. Es decir, por qué la censura cuando se está cerca del poder. En parte creo que por su situación privilegiada hablaba de cualquier cosa y entonces le tocó la censura. No fue por un error".

El comienzo de "Bomarzo", apuntó Laera, "muestra una imaginación totalmente desprejuiciada y eso me parece central destacarlo en una cultura como la argentina que ha sido bastante 'pacata'. Por eso para hacer determinadas relecturas se necesita un tiempo histórico".

Básicamente, al seleccionar los textos para esta antología, "mi idea era que se viera otro Mujica Láinez. Traté de buscar esos cuentos que más me gustaban, como 'Aquí vivieron' y 'Misteriosa Buenos Aires'. Tampoco podían faltar algunos cuentos clásicos como "El hombrecito del azulejo".

Otro aspecto a tener en cuenta es que la selección fuera "bastante variada, representativa, e incluí algunas crónicas de viaje porque son de lo mejor de él", especificó Laera.

En la primera parte, "Ruinas y memorabilia", algunos cuentos dejan ver el recuerdo, el pasado que aparece en Manucho y elijo parte de las crónicas y algunas estampas de Buenos Aires. Un poco la génesis de su trabajo. Aquí está 'La mesa estilo imperio', que cuenta un episodio que después reaparece en una novela".

La segunda parte, 'Rastros y réplicas', concentra la idea de la copia, también la del simulacro y los disfraces, todo lo que tiene que ver con lo doble, otro de los grandes temas del escritor.

"Aberraciones y apetitos", la última parte, "que de alguna manera es mi debilidad", agrupa textos que reflejan cómo el escritor se explaya sobre las caprichosas manifestaciones de la belleza, la versatilidad de los deseos y la sinuosa superficie de la sensualidad.

El prólogo que articula esta antología muestra a Mujica Láinez en una cultura y cómo funciona en el interior de esa cultura, a favor y en contra. Una mirada abierta que abre la discusión para situar la obra de Manucho en su verdadera dimensión.

MORA CORDEU