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Domingo 30 de Julio de 2006
 
Edicion impresa pag. 36 > Sociedad
HISTORIAS PATAGONICAS: Viejo boliche en disputa de tierras de Nahuel Huapi
El almacén de Jones fue aludido en la polémica ventilada en Dirección de Tierras. Era de troncos. Lo reemplazó en 1912 otro de zinc, lugar obligado en toda la comarca.
El mapa de 1903 muestra la superposición de las tierras de Huntington (cesionario de Newbery) con las del texano Jarred A. Jones.
El mapa de 1903 muestra la superposición de las tierras de Huntington (cesionario de Newbery) con las del texano Jarred A. Jones.
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Jarred A. Jones tenía 77 años cuando en su estancia Tequel Malal de Nahuel Huapi, fue entrevistado por Salvador Vadachino, el director de La Voz Andina de San Carlos de Bariloche, el valioso periódico que apareció el primer jueves de abril de 1938 como semanario y perduró hasta mediados de la década del '50.

La nota, con un resumen del breve reportaje, apareció el sábado 11 de enero de 1941 e integraba un homenaje a ciertos pioneros en esa edición especial de 40 páginas motivada por la inauguración del reconstruido hotel Llao Llao, a poco más de un año del incendio que devastó su versión original en madera.

La edición estaba sustentada por grandes avisos publicitarios y fue preparada por Alberto Piñero. Fue mayormente redactada por Carlos Alfano. Las fotografías las tomó Héctor Pozzi y algunas crónicas sociales fueron proveídas René Ferrón.

Además de la principal semblanza destinada al pionero Jones, fotografiado de a caballo, La Voz Andina dedicó en ese número 142, otras dos síntesis biográficas ilustradas. Una de Benito Book (también ecuestre) y otra de Bernardo Book, además de aludir a muchos personajes lugareños.

La entrevista con Jones que lo da instalado en Nahuel Huapi desde "principios de 1890", con casi seis años de experiencia en el país a donde arribó desde Texas, describe tal cual era la deshabitada comarca junto al lago donde echó a pastar "sus primeras 282 vacas, algunos caballos y mulas" que asegura haber adquirido "con sus ahorros de peón de campo".

Un peón ganaba sólo 30 pesos mensuales y 40 un domador. Jones en la estancia de Curumalal, provincia de Buenos Aires, ganó muy pronto el pase de peón a domador, una de sus habilidades adquiridas en Texas, y sólo pudo acumular unos pesos con los arreos que llevó a Cuyo y a Chile. También forró sus bolsillos con los arreglos que hizo con su compañero de siempre, John Crockett, y derivados de la breve sociedad de éste con Jorge A. Newbery.

El periódico barilochense, señalaba que en el medio siglo transcurrido desde que el vaquero se instaló junto al lago hasta el momento de la entrevista, había ensanchado sus dominios hasta detentar 18.000 hectáreas de propiedad en explotación, a la vez de haber formado "un hogar respetado y digno con varios hijos argentinos y 'criollos' como él...". También la nota remarcó que "Jones goza aún de singulares atributos de robustez física y mental, evocando las alternativas de su vida y recorriendo a caballo o en automóvil para estar a tono con la civilización..." su estancia.

Aquel cronista, que apuntó que el texano ya había alambrado su campo en 1908, omitió sin embargo señalar que fue precisamente Jones quien trajo los tres primeros automóviles a la región.

Fue en esa oportunidad que el entrevistado destacó -ntre los sucesos más curiosos que había experimentado- la visita "a su casa", es decir, al casco de su estancia y no al almacén de troncos que había erigido junto a las nacientes del Limay, de dos hombres y una mujer. Eran compatriotas suyos, "y como parecían hombres buenos y eran simpáticos", don

Jarred les dispensó la cordial y amistosa acogida que es condición personal suya". Dijo que lo obsequiaron con sus fotos y después de una breve estadía, siguieron camino.

Lo del obsequio parece incomprensible, porque -omo se supo años más tarde- se trataba de los famosos bandoleros norteamericanos que asaltaron media docena de bancos en su país y dos en la Argentina, como lo comprobó el propio Jarred cuando vio las fotos de los diarios de Buenos Aires con notas a propósito de sus andanzas. En todo caso, las fotos resultaron obsequios imprudentes.

La Voz Andina cerraba la nota al texano con el último dato sobre la vida de los bandoleros: "pagaron con sus vidas sus fechorías".

La visita a quien aludió Jones en el reportaje, se tiene que haber producido en los últimos meses de 1901, y está claro que Jones dice haberlos recibido en "su casa".

En cuanto al primitivo "almacén" de troncos junto al Limay, ya estaba erigido a fines de siglo XIX y figura diminutamente marcado en un plano rubricado el 3 de abril de 1900 (ese mapa ilustró esta misma página, en su edición del pasado domingo 2 de julio), cuando ya era lugar elegido por arrieros, carreros, y jinetes de la comarca, para escanciar allí su ginebra preferida, además de hacer los acopios de yerba, azúcar y hasta harina, elegir grandes espuelas chilenas, además de tabaco y papel de fumar.

La visita de los bandidos a Tequel Malal se produjo en tiempos en que quien pleiteaba con Jarred A. Jones era el también norteamericano Rodolfo Huntington, que tomó en cesión de su compatriota Jorge A. Newbery las tierras cercanas al lago Nahuel Huapi por las que el tío del malogrado aviador disputaba desde muchos años antes con el pionero texano.

Huntington fue a mediados de 1905 aquel peticionante que pretendió se le adjudicara una concesión (no lograda) para construir un ferrocarril eléctrico que hubiera unido Neuquén con Nahuel Huapi.

 

La pulpería de Nahuel Huapi

En una presentación que realizó Huntington el 26 de setiembre de 1902 en uno de los expedientes de la mentada disputa de tierras, señaló contestatario: "Es falso que yo posea ni un metro más de lo que dice mi título (en realidad se refiere a la cesión de título). Jones continúa- deduce la existencia de esa superficie porque él se ido a situar fuera de lo que le corresponde por la compra a Zorrilla con el interés claramente manifestado de alejarme a mí del lago y ocupar el mayor frente sobre el Nahuel Huapi, con el propósito de salvar la pulpería que hace poco estableció en el desagüe, en mi terreno, y mucho antes que este señor tuviera ni una pulgada de propiedad por aquellos parajes".

La "pulpería" a que se refiere Huntington es el "almacén" del plano del 3/4/1900, y no "hacía poco" que estaba instalado. En estas páginas ya se ha aclarado que el almacén, pulpería o boliche pionero quedó desafectado cuando pasó a funcionar desde 1912 en otro de zinc

acanalado. Así lo confirmó Andrés Jones a quien esto escribe, en recorrida dentro de esa construcción metálica, cuando ya permanecía sin destino, y cesada la actividad comercial que motivó su construcción. Es decir, por el boliche de zinc no pudieron pasar lo bandoleros (como algunos afirman). Fueron muertos en Bolivia no menos de cuatro años antes de la existencia de lo que ahora es un codiciado restaurante regional (igualmente histórico por otras razones). En cuanto al argumento de Huntington, demuestra que la disputa resultó intrincada y compleja.

Es válido preguntarse el porqué de la cesión de Newbery a Huntington. Las diferencias Newbery -Jones dejaron atrás una buena relación en trabajos y hasta asociación en negocios de campo entre ambos. Las entrevistas que este cronista mantuvo con tres hijos de Jones hace tres décadas, revelan que "papá fue capataz de Newbery y de Crockett" refiriéndose seguramente a su labor en arreos de hacienda a Chile. Pero Crockett era su amigo y compañero de emigración desde los Estados Unidos, ambos leales.

Quizás Newbery quiso interponer a un tercero (Huntington) que evitara la disputa personal. Pero lo cierto es que el dentista neoyorquino había pasado por un bache económico. Así lo revela la escritura del 17 de diciembre de 1897 en Buenos Aires, en la que comparecieron Jorge A. Newbery y Jorge Dunster "quienes hace algún tiempo constituyeron una sociedad para trabajar unidos en la profesión de dentistas". El protocolo notarial señala que 11 días antes los comparecientes disolvieron la sociedad "quedando Dunster acreedor de Newbery en la cantidad de 11.150 pesos". Y para garantizar el pago, el deudor puso 150 certificados de tierras de 100 hectáreas cada uno "de los que el Gobierno Nacional acordó como premios a los militares que formaron parte de la expedición al desierto para la ampliación de las líneas de fronteras". (Como se sabe, esas certificaciones se vendían, y lo compradores luego tramitaban la "ubicación" en tierras fiscales de los llamados Territorios Nacionales).

La cesión de sus tierras en Nahuel Huapi, la hizo Newbery por escritura del 23 de abril de 1898. Como Jones sostuvo en su disputa, Newbery no vivía en la región ni poblaba campo. La escritura lo demuestra. Da como su domicilio el de Rivadavia 614. El cesionario Rodolfo Huntington vivía en Tucumán 745, también de Buenos Aires, y su nombre aparece en el mapa de esta página, en superficie superpuesta con la de Jones. También es visible la posesión de Zorrilla y una reserva para parque nacional.

 

CURIOSIDADES

Zorrilla, salteño y patagónico. Se llamaba Manuel M. Zorrilla, ejerció la abogacía en su ciudad natal junto a su hermano Benjamín. Se mudó a Buenos Aires de la que fue intendente en 1880, asistió al presidente Avellaneda como secretario y fue profesor de derecho administrativo de la UBA.

Tuvo grandes extensiones en el Territorio Nacional de Neuquén. El 12 de diciembre de 1888 se había iniciado en la Logia Confraternidad Argentina N° 2. Nació en Salta en 1842 y murió en 1915. Jones, robusto a los 77.

 

FRANCISCO N. JUAREZ

fnjuarez@sion.com

 
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