| Domingo 30 de Julio de 2006 | | | Edicion impresa pag. 28 > Internacionales | Ironías de la vida | | | | | SIDON (Líbano).- A la mayoría de los libaneses le parece una ironía de la vida: los campos de refugiados palestinos en el sur de Líbano se están convirtiendo en refugios seguros para los refugiados libaneses que escapan de los implacables bombardeos israelíes sobre la región. "Sabemos qué significa ser un desplazado. Los libaneses nos aceptaron como refugiados cuando dejamos nuestro país, Palestina, en 1948. Ahora es el momento de devolverles el favor, al menos protegiendo a sus mujeres e hijos", dice el palestino Mohammed Natour. Ain el Hilweh, el mayor campo palestino en la región, se encuentra en las afueras de la ciudad portuaria de Sidon, en el sur, y ahora alberga a unos 8.000 refugiados libaneses que huyen de los ataques violentos que comenzaron el 12 de julio. "Los refugiados palestinos nos acogen y están compartiendo con nosotros su comida y sus medicamentos", agradece Ali Haidar, un libanés desplazado desde el pueblo de Srifa. Los refugiados libaneses están dispersos por las escuelas de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Cercano Oriente y las mezquitas del campo. Houda Damag, madre de cinco hijos procedente de un pueblo al este de la ciudad portuaria de Tyre, en el sur de Líbano, cuenta "ahora, estos campos son seguros para nosotros, más que nuestros propios pueblos". | | | | | | | | | | | sus comentarios | | | | | | | | | | |