Jueves 27 de Julio de 2006 Edicion impresa pag. 36 y 37 > Sociedad
¿Se pueden prevenir los dolores corporales?

El dolor existe desde siempre y es inevitable. No se puede predecir ni luchar contra su aparición. Es muy difícil definirlo conceptualmente como una sensación corporal ya que, de mismo modo que ocurre con otras sensaciones, solo se las puede conocer a través de una interpretación personal.

Por lo tanto, el dolor es una experiencia emocional (subjetiva) y sensorial (objetiva) desagradable asociada a una lesión o expresada como si ésta existiera. Es un mecanismo esencial de supervivencia, y tiene un propósito vital al señalar que "algo se debe hacer". Como un alerta que describe que algo no está bien en el organismo.

El sistema muscular representa el 50 % de la masa corporal y es objeto de agresión por causas diversas como posturas incorrectas, movimientos repetitivos, estrés, traumatismos, esfuerzos deportivos. Esto se traduce en dos signos: el dolor y la inflamación muscular. Ambos tienen como objetivo principal inmovilizar la zona afectada y la inflamación, en particular, permitir la llegada de células de reparación al tejido lesionado y sensibilizar a los nervios, aumentando así la sensación dolorosa, gracias a las prostaglandinas que amplifican las señales del dolor.

 

¿Cómo prevenir el dolor muscular?

 

" Respetar un tiempo de calentamiento antes de iniciar el esfuerzo intenso. Unos pocos minutos de ejercicio aumentan la temperatura hasta los 38° C, haciendo el músculo más elástico, fuerte y resistente a la lesión.

" Elongar los músculos antes y después de la actividad física.

" Realizar ejercicio y esfuerzos de acuerdo a la edad y entrenamiento.

Es probable que la mayoría de estos dolores sean causados por algún esfuerzo o traumatismo. Por lo general, responden al tratamiento agudo de la lesión mediante un reposo que oscila entre los 2 y los 5 días, el control del dolor, la inflamación mediante la aplicación de frío, la compresión y elevación de la zona lesionada, como al administración de analgésicos antiinflamatorios, como la aspirina, que actúa interrumpiendo los mecanismos biológicos de la inflamación, el dolor o la fiebre, al impedir la producción de unas sustancias conocidas como prostaglandinas, cuya función es informar al sistema nervioso de la agresión, "amplificando el dolor".

También se pueden utilizar drogas como el ibuprofeno, el naproxeno, entre otras.

Se estima que hasta el 80 % de la población sufre algún tipo de dolor y este porcentaje va en aumento.

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