BUENOS AIRES (Télam).- Después del éxito de su primera obra, "Ella en mi cabeza", Oscar Martínez en su doble rol de autor y director estrenó su segunda creación, "Días contados", en la que aborda el tema de la relación de madre e hija en una situación de crisis. La pieza, que se pone en escena en el Teatro La Plaza, marca el regreso de Cecilia Roth a la escena porteña después de 12 años de ausencia, acompañada por Gustavo Garzón, Alejandro Awada y Claudia Lapacó. Martínez, si bien no ha olvidado, por lo menos ha postergado su carrera actoral en pos del rol de dramaturgo y director. "El pasar de la actuación a la escritura y la puesta en escena me parece una consecuencia natural y creo que vale la pena", señaló el artista.

"Siempre quise escribir, siempre supe que iba a terminar escribiendo -confesó-. Quizá cuando era más joven no pensaba que iba a desplazar tanto al deseo de estar sobre el escenario pero lo cierto es que me ocurre eso, aunque no digo que no voy a volver a actuar".

- ¿Cuál es la temática que te atrae como dramaturgo?

- Me atrae el universo de los vínculos, lo que no es nada original porque de eso se ha ocupado el teatro y la narrativa en general. Después me parece que las anécdotas de las historias no son lo que importa; no se puede decir que "Crimen y castigo" se reduce a un estudiante que mata a una usurera, es "Crimen y castigo" como realidad total.

- ¿Cuál fue tu mecanismo de creación en este caso?

- Lo primero que resuena como detonante es una imagen, un personaje, un conflicto que me aparece de manera más o menos obsesiva y entonces me doy

cuenta de que hay algo por investigar allí. Me siento a escribir con eso pero no tengo toda la obra en la cabeza, ni siquiera el final. Concibo el personaje, lo despliego, indago sobre su conflicto esencial, la contradicción de ese momento y después con técnica y por instinto teatral, voy arquitecturando el material.

- ¿Hasta qué punto te sirve como escritor la experiencia actoral?

- Hay mucha gente que ha escrito muy bien teatro sin haber pisado nunca un escenario, sin tener la experiencia escénica de un actor, pero también es cierto que hay ejemplos ilustres como Shakespeare, Moliere o Pinter que han sido actores. Yo creo que eso a la hora de escribir para el teatro es un handicap.

- ¿Cómo se manifiesta ese handicap?

- Hay una concepción del tempo, un conocimiento de los signos, del lenguaje, la percepción imaginaria del espectador en la sala, todo eso que funciona como una suerte de memoria acopiada, de tipo corporal no intelectual. En cambio el que escribe en un escritorio me parece que no cuenta con eso, con la organicidad del texto, lo que es la palabra en acción.

- ¿De qué manera funciona la memoria corporal en el dramaturgo?

- A mí no me resulta nada difícil imaginarme a los personajes, hombres y mujeres, hablando y articulando sus ac

ciones en el escenario porque yo mismo las digo de manera orgánica a medida que escribo y creo que eso, si bien es propio del escritor, el tener el ejercicio de la profesión durante 35 años te ayuda, y lo mismo ocurre para dirigir.

- ¿Cuál es la médula de "Días contados"?

- La historia se centra en la relación de una madre y su hija, aunque aparece también una nieta y el ex marido de la hija. Creo que el paso del tiempo, la lectura emocional que hacemos del pasado puede resignificarse a partir de una crisis determinada, produciendo una bisagra hacia el futuro. La protagonista cuenta los momentos vividos durante los días en que la madre estuvo internada, días han tenido en ella un contenido muy revulsivo y muy revelador que ha modificado la lectura sobre su propio pasado, su propia conducta y la relación con la madre que no ha sido muy buena.

- ¿Cómo es tu manera de trabajar con los actores?

- Trabajo intensamente sobre las escenas tratando de que los cuerpos se pongan en funcionamiento lo antes posible, antes de sacar demasiadas conclusiones intelectuales, y después empiezo a profundizar en función de la experiencia corporal en el espacio, de meterse dentro de la escena. Al principio es un trabajo muy pormenorizado, se empieza con fragmentos muy pequeños de la escena, se repite luego, se encuentra algo y se lo persigue. A medida que el actor empieza a pensar por sí mismo y a funcionar de manera embrionaria, pero que tenga que ver con el pensamiento del personaje y no de él, avanzamos.

Las funciones de "Días contados" tendrán lugar de jueves a domingos en la Sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza (Corrientes 1660).