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Miércoles 19 de Julio de 2006
 
Edicion impresa pag. 38 y 39 > Sociedad
La epidemia de"mobbing laboral" avanza por América Latina
Uno de cada seis se enferma por maltrato laboral. El hostigamiento o la burla pueden ser detonantes.
Las enfermedades por maltrato personalizado en el trabajo ya se consideran una epidemia.
Las enfermedades por maltrato personalizado en el trabajo ya se consideran una epidemia.
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La jefa llegaba cada mañana dispuesta a hacerle la vida imposible a los empleados. Desde el atalaya que le proporcionaba su jerarquía decidía quién circulaba por allí y quién no, cuándo y por qué se tomaban licencias, y hasta amenazaba con despedir a la hermana de una de sus subordinadas si ésta última no cumplía con sus mandatos.

La escena no está sacada de ningún culebrón televisivo: fue la situación que vivían los empleados administrativos de una universidad argentina, objeto de estudio de un grupo de psicólogos que además los ayudó a salir del hostigamiento laboral.

Los datos de la Organización Internacional del Trabajo OIT son alarmantes: en Suecia el denominado "mobbing" término derivado de mob que significa horda o plebe o violencia laboral es responsable del 15% de los suicidios, y en Inglaterra el 53% de los empleados padece acoso psicológico. En tanto, en Finlandia, el 40% de los empleados municipales sufrieron coacciones. En los países "en desarrollo", como llaman los de América Latina por ejemplo, no hay estadísticas. Sin embargo se sabe que el problema crece al calor de la precarización laboral y la falta de oportunidades.

Según reza la reciente tercera edición del informe de la organización internacional denominado "Violencia en el trabajo", una encuesta realizada en 2002 en Alemania permitió estimar que más de 800.000 trabajadores eran víctimas de mobbing, en tanto que en España se calculó que cerca de 22% de los funcionarios públicos sufrían violencia laboral. El estudio asegura además, que en los países en desarrollo las mujeres, los migrantes y los niños están entre los trabajadores más vulnerables.

 

Un proceso sutil

 

"La violencia en el trabajo es una epidemia. Desde la salud pública se dice que va a causar más enfermedades y muertes que las patologías infecciosas", señaló la psiquiatra Elsa Wolfberg, presidenta honoraria del Capítulo de Psiquiatría Preventiva de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA.

En la década del ´80 el psicólogo Heinz Lehimann describió al mobbing como la violencia sufrida en el trabajo por lo menos una vez por semana, durante seis meses o más. Es decir que no son violencias ocasionales sino que hay una continuidad.

"Las maneras del mobbing pueden ir desde agresiones manifiestas, ya sea verbales desacreditando al sujeto, burlándose de él, de su pelo, de su religión, de su vestimenta, ser ridiculizado, descalificado, hasta formas más sutiles como no hablarle, no darle trabajo, hablar a esa persona pero mirar a otra, pueden ser desde violencias groseras hasta crueldades muy refinadas", explicó Wolfberg, quien es también docente en Psiquiatría de la UBA. Otra de las situaciones típicas es asignarle tareas por debajo de sus capacidades, hacerla sentir inútil.

En el mobbing generalmente el acosador tiene cierto poder sobre la víctima; no obstante también puede ser entre pares y en sentido ascendente. La persona víctima en un comienzo no da crédito a lo que pasa. Le parece que es un malentendido, no acusa recibo del maltrato, piensa que se jefe tuvo un mal día.

Pero cuando esto se prolonga piensa que hizo mal su trabajo, se hace eco de la descalificación y se identifica con la imagen de persona desvalorizada que el acosador le devuelve.

Las actitudes del acosador pueden ir subiendo de tono, la persona acosada empieza a deprimirse, pide ayuda pero no es escuchada ya que generalmente si el hostigador tiene cierto poder cuenta con la complicidad de los demás empleados, quienes pueden pensar que si se alían con el acosado corren el mismo peligro.

"Ante el vacío aparecen los síntomas corporales. Puede haber trastornos digestivos crecientemente patógenos, que se inician con diarrea, luego colon irritable y terminan en una colitis ulcerosa. También aparece la inflamación gástrica que muchas veces culmina en una úlcera y hasta en una perforación. Por otra parte, se eleva la presión arterial, situación que si se prolonga puede derivar en un infarto o en un accidente cerebrovascular", señaló la psiquiatra.

Depresión reactiva, disturbios del sueño, mareos, pérdida de la concentración, irritación, y propensión a los accidentes pueden ser otras de las manifestaciones.

En la Argentina el mobbing no está en la lista de las 189 enfermedades profesionales y sólo tres provincias Tucumán, Buenos Aires y Jujuy además de la ciudad de Buenos Aires sancionaron entre 2002 y 2004 leyes que contemplan el maltrato, pero sólo se aplican en el ámbito de la administración pública.

Según un reciente informe de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, organismo dependiente del Ministerio Público Fiscal, entre octubre de 2003 y 2004 se iniciaron 1503 expedientes por denuncias de violencia laboral.

 

Distintos tipos de violencia laboral

El mobbing no es la única forma de violencia laboral, ya que también puede ser ejercida por acción, por sordina o por omisión.

Según explicó Wolfberg, la violencia por acción ocurre además del mobbing cuando existe sobrecarga de trabajo, y es una situación de violencia solapada. La inestabilidad laboral también es una violencia por acción, y si bien la gente naturaliza ésta situación, no es normal.

Por otra parte, la desproporción entre esfuerzo y recompensa también es violencia laboral y una fuente de patologías psicosomáticas.

En ésta línea, relató que existen varias investigaciones que dan cuenta de que cuando existe una desproporción entre premio y esfuerzo aparece el stress laboral y la vulnerabilidad cardiovascular asociada, donde la frecuencia de riesgo coronario aumenta entre 1,5 y 4 veces.

La "violencia por sordina" se da cuando quien las vive no reconoce el problema, rezonga un poco en los pasillos pero no hace nada para modificarlo.

Según Wolfberg, también existen las violencias por omisión, que corren cuando no se reconocen las leyes que protegen a los trabajadores, como la ley de Riesgos del Trabajo y la de Higiene y Seguridad en el Trabajo.

La persona que sufre violencia laboral debe consultar a un abogado.

Tiene que saber que hay leyes que lo protegen. "Hay niveles de prevención: si la persona se siente muy mal debe pedir ayuda psicológica, no abandonarse, hacer algún tipo de actividad corporal, porque lo que ocurre es que el individuo tiende a desconectarse de sí mismo, de su cuerpo, de sus necesidades, porque al estar tan enganchado con lo que le exigen y con el hostigamiento deja de cuidarse".

 

CAROLINA STEGMAN

 
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Diario Río Negro.
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