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Miércoles 19 de Julio de 2006
 
Edicion impresa pag. 28 y 29 > Internacionales
Los ataques entre Hizbollah eIsrael no ceden y crece masivo éxodo del Líbano
Temen crisis humanitaria por el medio millón que dejó el país. Ya hay más de 250 muertos en los enfrentamientos.
La devastación es el denominador común en las calles de Beirut. Miles de libaneses abandonan el país ante la persistencia de los ataques israelíes.
La devastación es el denominador común en las calles de Beirut. Miles de libaneses abandonan el país ante la persistencia de los ataques israelíes.
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JERUSALEN.- La guerra entre Israel y la milicia chiíta del Hizbollah entró ayer en su séptimo día sin que ninguna de las partes mostrara que está dispuesta a considerar una tregua que ponga fin a esta violencia, que ya acabó con la vida de más de 250 personas en Líbano y en el Estado hebreo.

La continuación de los bombardeos hace temer una crisis humanitaria, ya que medio millón de libaneses, según cifras de la UNICEF, han huido de sus casas, sobre todo en el sur, y se han refugiado en escuelas, jardines o hangares. Allí esperan una ayuda internacional que no llega, ya que el país se encuentra aislado por tierra, mar y aire.

Varios países occidentales siguieron evacuando ayer a sus ciudadanos por carretera, mar y aire. España, Grecia y otros países trasladaron a sus ciudadanos a Damasco para que abandonaran desde allí la región en conflicto. Mientras, otras naciones que también cuentan con gran número de ciudadanos en Líbano, como Francia, realizaron acuerdos para transportar a los evacuados vía ferry hasta Chipre, adonde ayer llegaron unos 750 galos. Hasta 80.000 refugiados podrían llegar a Chipre en los próximos días.

La ofensiva en Líbano, que revive los momentos más oscuros de guerras pasadas, comenzó cuando la milicia chiíta del Hizbollah secuestró a dos soldados israelíes en la frontera entre ambos países el 12 de julio y pidió a cambio la liberación de presos encarcelados en el Estado hebreo. En una semana, esta violenta operación militar, la más importante desde la invasión israelí de sus vecinos del norte en 1982, costó la vida a más de 240 personas en Líbano, de los cuales 210 son civiles.

Nada en medio de esta guerra ciega hace prever una tregua rápida pese a los esfuerzos internacionales. En las últimas horas, Israel bombardeó blancos relacionados con el ejército libanés, entre ellos un cuartel cercano a Beirut en el que perecieron 11 militares. Además, fueron de nuevo atacados el aeropuerto de Beirut, que sigue cerrado, carreteras de acceso a Siria y caravanas de camiones que circulaban al norte de la capital.

Desde Jerusalén, portavoces militares anunciaron que habían destruido cuatro camiones procedentes de Siria que transportaban armas y municiones destinadas al Hizbollah, en la región de la Bekaa, al noreste de Líbano. "Israel continuará su batalla contra Hizbollah y seguirá atacando blancos de esta organización hasta que los militares secuestrados regresen y la seguridad de nuestros ciudadanos esté garantizada", declaró el primer ministro israelí, Ehud Olmert.

Según un sondeo publicado el martes, un 85% de los israelíes considera que la ofensiva contra Líbano es justa y un 58% desean que el líder del Hizbollah, Hassan Nasralá, sea eliminado.

Por su parte, el Hizbollah reivindicó nuevos lanzamientos de cohetes Al Qassam hacia el norte de Israel, concretamente contra ciudades como Haifa, Safed y Tiberíades, en respuesta a las "continuas agresiones del Estado hebreo". Un israelí murió en uno de estos ataques en Nahariya, ciudad fronteriza con Líbano, lo cual eleva a 13 el saldo de civiles israelíes que perdieron la vida en estas ofensivas.

En total, Haifa, ciudad situada a más de 40 km de la frontera libanesa, ha recibido más de 700 cohetes lanzados por los milicianos del Hizbollah en los últimos siete días.

Con esta ofensiva, Israel desea que el ejército libanés se despliegue en la frontera sur del país, una zona controlada hasta ahora por el Hizbollah, milicia que debería retirarse varias decenas de kilómetros de la línea de separación con Israel.

Además, la canciller fue clara al respecto de un posible canje de prisioneros e insistió en que los dos soldados capturados por el Hizbollah deben ser liberados de forma "incondicional". Sin embargo, los combatientes del Hizbollah y su líder, Hassan Nasralá, ya aseguraron desde la semana pasada que no liberarán a los soldados a cambio de nada. Por su parte, el primer ministro libanés, Fuad Siniora, acusó al Estado hebreo de "cometer masacres contra civiles libaneses" e imploró la ayuda internacional. "La intensificación de la agresión israelí desea que Líbano retroceda 50 años", aseguró. (AFP/DPA)

 
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