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Martes 18 de Julio de 2006
 
Edicion impresa pag. 32 > Sociedad
Los cuatro aparatitos que obligaron a cortar el agua
La turbiedad del agua de los ríos Neuquén y Negro puso en peligro el abastecimiento a varias localidades rionegrinas. Un aparato -el turbidímetro- vigila la turbidez del agua y cuando se superan los niveles permitidos se deben detener las plantas potabilizadoras.

ROCA (AR).- El personal de Arsa está acostumbrado a eliminar la turbiedad del agua que llega desde los ríos Neuquén o Negro para abastecer con líquido potable a las redes de cada ciudad del Alto Valle.

Después de una lluvia, el lodo que baja desde las bardas aumenta los niveles de suciedad, pero como se trata de picos de escasa duración es sencillo volver a la normalidad: un dosaje con químicos o una interrupción -imperceptible para los usuarios- del funcionamiento de la planta de tratamiento es suficiente.

¿Qué pasó entonces el fin de semana para que los técnicos de Arsa decidieran paralizar todo el servicio de agua potable desde Cinco Saltos a Roca y admitieran su preocupación por la posibilidad de que miles de hogares de la región pasaran varios días con sus canillas secas?

La clave de la respuesta estuvo en cuatro aparatitos de fácil manejo, utilizados a orillas del río en Cinco Saltos y Allen, y en los canales de aducción de las plantas potabilizadoras de Cipolletti y Roca: los turbidímetros.

El gerente de Explotación de Arsa, Juan Carlos Ricca, explicó que un turbidímetro es un instrumento manual que mide turbidez por comparación. "Tiene rangos establecidos de turbiedades, se le agrega la muestra y se compara con los registros que tiene el aparato", describió.

La turbiedad en el agua puede ser causada por la presencia de partículas suspendidas y disueltas de gases, líquidos y sólidos tanto orgánicos como inorgánicos, con un ámbito de tamaños desde el coloidal hasta partículas macroscópicas, dependiendo del grado de turbulencia.

En los ríos se produce debido dispersiones normales y la eliminación se lleva a cabo mediante procesos de coagulación, asentamiento y filtración.

El límite máximo permisible en el agua potable es de 10 NTU (unidades de turbidez nefelométricas).

"Habitualmente el agua llega con 15 unidades de turbiedad. Lo recomendable -por el buen uso de los sistemas- es tratar con químicos como máximo 200 unidades de turbiedad. En este caso se llegó al extremo de tratar 800 unidades en Roca y 1.000 en Cipolletti, pero el fenómeno del río Neuquén superó toda nuestra capacidad. Los turbidímetros llegaron a 3.000 unidades y empezaron a marcar error, por lo tanto entendemos que el nivel fue superior a esa cifra", explicó ayer Ricca.

El ingeniero sostuvo que "acá hubo un aluvión de agua que vino por el río Neuquén y cuando no se puede tratar el agua se tapan los filtros. Por ello, antes de que ocurra eso, se paralizaron las plantas potabilizadoras".

Ricca aseguró que toda la población del Alto Valle debe estar tranquila respecto de la potabilidad del agua que sale hoy de sus canillas y trazó el mismo panorama para el resto de la provincia cuyas redes se abastecen del río Negro.

"El impacto está atenuado. En Choele Choel pasaron 450 unidades de turbiedad en la noche del domingo y no fue necesario paralizar la planta. El concepto fundamental es claro: una vez que la planta se pone en funcionamiento es porque el agua sale con los mismos niveles de potabilidad de siempre", concluyó el ingeniero.

 
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Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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