Yakarta/Pangandaran, 18 jul (dpa) - Los equipos de rescate indonesios y extranjeros comenzaron hoy a llegar al sur de la isla de Java, en Indonesia, para buscar supervivientes entre los edificios derrumbados, viviendas y otros escombros provocados por un tsunami generado por el terremoto del lunes. Las autoridades estimaron hoy oficialmente las víctimas mortales en 327 personas y además hay más de 100 desaparecidos. Más de 30.000 habitantes perdieron sus hogares en la cuarta gran catástrofe que azota Indonesia en los últimos 18 meses.
Según la Agencia Geológica de Estados Unidos, el terremoto que sacudió a las 15:20 horas (08:20 GMT) del lunes el oeste y centro de la isla de Java alcanzó una magnitud de 7,7 grados en la escala de Richter. El epicentro se ubicó 360 kilómetros al sudeste de Yakarta, en el Océano Indico. El Centro de Alerta de Tsunamis en el Pacífico emitió una advertencia general para, entre otros, las islas indonesias de Java y Sumatra, que no llegó a la costa sudoeste de la isla.
El ministro indonesio de Ciencia y Tecnología, Kusmayanto Kadiman, confirmó según el diario británico "The Guardian" la recepción de los boletines de advertencia del Centro de Alerta de Tsunamis en el Pacífico, en Hawaii, y de la agencia meteorológica japonesa unos 20 minutos tras el sismo. "Pero no los dimos a conocer", señaló. "Si eso (el tsunami) no hubiera ocurrido, ¿qué habría pasado?", interrogó. Un funcionario le dijo al periódico que los respectivos encargados estaban demasiado ocupados con monitorear las réplicas del sismo.
Un sensor indonesio en el área cerca de Cilacap detectó el sismo y envió un reporte "en tiempo real" a la agencia meteorológica y geofísica en Yakarta, señaló un funcionario. "Fue detectado unos 18 minutos tras el sismo pero estábamos tan ocupados monitoreando las réplicas". Consultado si ése fue el motivo para que no emitieran un alerta de tsunami a las comunidades costeras cerca de Cilacap, el oficial respondió: "Creo que fue algo así". El gobierno indonesio ha instalado un sistema de alerta temprana que cubre el norte de Sumatra y Aceh, pero su área de influencia no se extenderá a Java hasta el año próximo.
La idílica playa de Pangandaran, en la provincia de Java Occidental, está cubierta de restos de barcos pesqueros, automóviles, pedazos de madera, concreto y otros escombros, después de que olas de hasta cuatro metros de altura se abatieran sobre la costa en la tarde del lunes. Decenas de heridos seguían recibiendo hoy atención médica. Cientos de soldados y voluntarios apoyan a los habitantes en la búsqueda de los muertos. En medio del llanto, muchos buscan a sus seres queridos entre los escombros. De las víctimas extranjeras se confirmó el fallecimiento de un sueco que vivía en Pangandaran.
Naciones Unidas envió hoy equipos al oeste y centro de Java y también acudieron a la zona Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) indonesias. En Yakarta, el presidente Susilo Bambang Yudhoyono se reunió con los directores de las misiones de asistencia para decidir de qué modo actuar para brindar la mayor ayuda posible. Una médica alemana de la Orden de Malta que llegó hoy a Pangandaran aseguró que la situación "es peor a lo esperado". "No hay agua, electricidad, ni instalaciones sanitarias o alimentos", afirmó Gudrun Mueller. "Muchas personas no sólo están lesionadas, sino que también perdieron a allegados o conocidos, y están traumatizadas".
Numerosas organizaciones como Cáritas y la Cruz Roja han iniciado colectas. Hay que ayudar sobre todo a las personas que perdieron su hogar al huir del tsunami, aseguró a dpa Hadi Kuswoyo, portavoz de la Cruz Roja. "Creo que dar dinero es lo mejor. Así las autoridades pueden repartir lo más vital".
El desastre resultó ser peor de lo que inicialmente admitían las autoridades indonesias. "Al principio sólo hubo una pequeña sacudida. Algunas personas ni siquiera la sintieron", afirmó Mamat, un hombre que estaba a unos 100 metros de la playa cuando todo comenzó. "Algunos minutos después azotaron la costa a mucha velocidad olas que llegaban casi a los cuatro metros", señaló Mamat a dpa. "Muchos automóviles y botes simplemente desaparecieron bajo las aguas. Y luego la ola los estrelló contra los hoteles".
El balneario de Pangandaran, muy apreciado por los turistas, fue el más afectado por el tsunami, al ser destruidos varios hoteles ubicados en la playa. Al menos 186 personas murieron allí. Fuentes de los equipos de rescate señalaron que había muertos por todas partes, muchos de ellos habitantes de los poblados pesqueros de las inmediaciones. Desde Pangandaran, el comandante Dedi Santoso dijo que "creo que estaremos ocupados recuperando cuerpos en las próximas horas. Hay un montón de cuerpos enterrados bajo los escombros. Es como si no hubieran tenido advertencia alguna sobre lo que se venía".
En mayo, un terremoto de 6,2 en la escala de Richter sacudió el centro de Java, en la ciudad de Yogyakarta. En total murieron 6.000 personas, y miles resultaron heridas. A su vez, durante meses el cercano volcán Merapi lanzó a la atmósfera nubes de gas tóxico y causó pánico en la zona. La catástrofe del lunes recordó a la del 26 de diciembre de 2004, cuando un "tsunami" ocasionado por un maremoto causó más de 220.000 muertos en nueve países, de ellos unos 177.000 tan sólo en la provincia indonesia de Aceh.