No será fácil el retorno previsto para esta semana del intendente Jorge Ferreira, luego de un pequeño receso invernal. Tendrá que presentarse a trabajar con un semblante retemplado y el mejor buen humor.
El miércoles dejó en manos de su secretario de Gobierno, Darío Berardi, el despacho municipal con un problema a resolver: disponer o no un incremento tarifario a un peso en el transporte público de pasajeros, casi chocando con lo acordado por la oposición en el Concejo Deliberante que impulsó subsidios al servicio en lugar de que el incremento salga del bolsillo de los usuarios.
Sin embargo, a las pocas horas saltó inesperadamente un fusible, el del servicio de recolección de residuos. Y con un agravante, porque los funcionarios se enteraron casi de casualidad de que los camiones de la empresa Cotravi dejarían de funcionar.
Repentinamente, todo el área de Obras Públicas tuvo que dedicarse a juntar la basura, sin la suficiente especialización ni equipos adecuados, en lo que obviamente es a ojos vista el resentimiento del servicio en las calles.
El intendente tendrá que armar un verdadero rompecabezas porque la concesionaria de los colectivos siguió profundizando las restricciones al servicio.
Lo que sospecha la oposición es que habrá un veto parcial para liberar el incremento del 40% que requieren las empresas Ceferino y La Comarca, con lo cual seguramente aparecerán tanto del oficialismo como de la oposición los consabidos tira y afloje. Por mucho menos, Pedro Pesatti, hoy concejal -y uno de los impulsores del subsidio al colectivo- tuvo en su carácter de presidente del Deliberante una controversia judicial con el intendente Gustavo Costanzo, cuando se pusieron en juego las facultades del cuerpo deliberativo por un veto menos trascendente.
También la gestión Ferreira tendrá que clarificar bien la relación con la recolectora de residuos, porque su secretario de Obras Públicas, Néstor Olivares, reivindicó lo actuado con la empresa como para que tuviera allanado su futuro, ya que se le ofreció una mejora sustancial, llegando a 110.000 pesos el contrato mensual.
En una suerte de "quiero retruco", la contratista advirtió que se pensaba desde el municipio capitalino dejar en un olvido una deuda que vienen arrastrando.
No será fácil poner en caja los imprescindibles servicios públicos, porque además está funcionando transitoriamente y tomado con pinzas -desde el punto de vista legal- una cooperativa de barrido y limpieza de calles (Cotravili). A esta se le prorrogó por 90 días el contrato para volver a llamar a licitación pública.
La propuesta impulsada por el gobierno de Ferreira tiene exigencias virtualmente incumplibles para la cooperativa, que tiene como principal capital el esfuerzo humano, con algún equipamiento nuevo y un vetusto camión, y no abunda en recursos financieros. Ahora se estaría incluyendo en el pliego del nuevo llamado a compulsa de precios, la inclusión de un camión con barredora, cuya adquisición sería bastante onerosa para Cotravili, y podría caer en el riesgo de quedar fuera de toda discusión.
Seguramente toda esta semana tendrán un papel descollante todos los actores que componen la artillería legal del municipio para recomponer la situación, y como anécdota de las horas que se vivirán, la ingestión de muchas píldoras por delante.
ENRIQUE CAMINO--
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