SAUZAL BONITO (ACC) - Los pobladores de Sauzal Bonito que soportaron una de las inundaciones más grandes que recuerden en su historia, comprobaban ayer con desazón las pérdidas casi totales de sus bienes y producción. Los evacuados -algunos se fueron por sus propios medios y unos seis fueron desplazados hasta Plaza Huincul- esperaban que arribe la ayuda de ropa, colchones y frazadas que estaba previsto para las últimas horas de ayer.

El río Neuquén se desbordó el miércoles y poco fue lo que pudieron hacer los pobladores para salvar las pertenencias. En el mejor de los casos, tomaron un abrigo y una frazada y salieron de sus viviendas que quedaron totalmente anegadas y con el agua que superó fácilmente el metro cin

cuenta. Tuvieron mejor suerte, los habitantes que construyeron sus viviendas en el alto o la "barda".

"Hace casi cuarenta años que vivo aquí y todos los años llega el agua y salimos pero nunca a la casa como ahora. Nos rebalsó todo. Venía creciendo muy rápido si parece que se hubiera roto

algo y se vino de golpe el agua", solloza Magdalena Salvo, que a sus 79 años permanece junto a su marido a la vera del camino vecinal y donde pasaron la noche. Según relató a "Río Negro" su hijo con un tractor los retiró de la casa y los puso a resguardo. Pasada la medianoche y cuando observaron que empezaba a bajar el nivel del río decidieron dormir en una casilla que les prestaron.

"Perdí todo tenía unas ovejas, chivas y no se ve nada así que creemos que perdimos todo", mencionó sin poder reponerse. Insiste en que todos los años con la crecida del río, siempre se le inunda la chacra pero que nunca padecieron la entrada del agua a la casa.

El panorama era desolador ayer porque si bien estaba despejado y el torrente marrón del río comenzaba a encauzarse, los vecinos empezaban a tomar conciencia de las pérdidas que sufrieron. Mirta de Acuña hace 31 años que está en Sauzal Bonito junto a su familia. Dos de sus cuatro hijos forman parte de los bomberos voluntarios del paraje y es por esta razón que el trabajo que hicieron fue incesante y con los pocos medios de los que disponen.

Hizo un airado reclamo porque hasta ayer a la mañana, desde la comisión de fomento que preside Zenón Sandoval no se habían acercado para ofrecerles ayuda. "Ahora nos estamos quedando sin agua porque si bien teníamos algunas botellas somos tantos acá que no es suficiente", subrayó con indignación. Es que la casa de uno de sus hijos que está en construcción sirvió para que se refugiaran ellos y los bomberos de Plaza Huincul que también viajaron para colaborar con las tareas de rescate.

"Las chicas (de la comisión) sé cómo trabajan pero la verdad que a Sandoval ni siquiera lo hemos visto", reclamó.

El camino vecinal principal del paraje donde residen de manera permanente unas 680 personas, quedó dividido. El embate del agua lo cortó por lo que se debe utilizar otro alternativo que a simple vista se observa que desde hace tiempo no se pasa una máquina para mantenerlo.