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Martes 11 de Julio de 2006
 
Edicion impresa pag. 24 y 25 >
El método de identificación de personas

La mejor protección de los criminales ha sido siempre el anonimato, que las sociedades organizadas han tratado de eliminar con medios muy diversos. Los más comunes y bárbaros fueron el corte de una mano y el marcado a fuego de los convictos, irreversibles para los no pocas veces injustamente condenados. El racionalismo europeo del siglo XIX desarrolló métodos más humanitarios y científicos, entre los que se destaca el del antropólogo francés Alfonso Bertillón. Desarrollado en París a partir de 1870, consistía en el registro de un conjunto de medidas de partes óseas del cuerpo. El resultado se expresaba en una fórmula que se suponía no podía dar el mismo valor para dos personas diferentes. El Sistema Bertillón se usó durante casi treinta años en Europa y Estados Unidos hasta que, en 1903, al registrar un condenado en la prisión de Leavenworth (Kansas, EE. UU.) se encontró que había otro preso con las mismas medidas. A partir de ese momento el método quedó desprestigiado, pero se necesitaba otro que lo reemplazara.

En las antiguas Babilonia y Persia se usaban las impresiones digitales para autenticar registros en arcilla. El anatomista checo Juan Evangelista Purkinje discutió en su tesis doctoral de 1823 los rasgos de las estrías epidérmicas que hoy denominamos arcos, espirales y presillas. En 1858, el juez inglés en la India Guillermo Herschel les hizo a los nativos sellar los convenios con impresiones de sus palmas, verificando que (tal vez por superstición) esto mejoraba el cumplimiento de las obligaciones contraídas. El primer estudio científico fue hecho por el antropólogo inglés Francisco Galton (1822-1911) en su libro "Huellas dactilares" de 1892. Los trabajos de Galton verificaron que las huellas digitales de una persona eran invariables a lo largo de su vida y no se repetían en otros dedos de la misma ni en los de dos personas diferentes, aunque fueran gemelos idénticos. Galton propuso usarlas en reemplazo del inexacto Sistema Bertillón, entonces en uso, pero no desarrolló las técnicas necesarias para ello.

En 1891, el jefe de Policía de la provincia de Buenos Aires, capitán de navío Guillermo Núñez, encomendó al jefe de la Oficina de Estadísticas, Juan Vucetich, desarrollar un sistema de identificación personal confiable. Vucetich analizó tanto el Sistema Bertillón como la propuesta de Galton. Comprendiendo la imperfección del primero, extendió a 101 los 40 rasgos propuestos por Galton y clasificó las huellas digitales en cuatro grandes grupos. Simplificó luego el análisis, basándolo en cuatro rasgos principales: arcos, presillas internas, presillas externas y verticilos, desarrollando el primer método práctico de clasificación y registro de impresiones digitales. Este fue detalladamente descripto en sus escritos "Instrucciones generales para el sistema antropométrico e impresiones digitales", "Idea de la identificación antropométrica" (1894) y "Dactiloscopía comparada" (Segundo Congreso Médico de Buenos Aires, 1904). Este último trabajo recibió numerosos premios y distinciones y fue traducido a los principales idiomas del mundo. Luego de más de un siglo de su implantación aunque han variado sustancialmente los métodos de relevamiento, archivo y comparación, la identificación de huellas dactilares todavía se basa en los cuatro rasgos elegidos por Vucetich.

Sobre la base de sus propuestas, la policía bonaerense inició el 1/9/1891, por primera vez en el mundo, el registro dactiloscópico de personas. Comenzó con 23 procesados por diversos delitos y siguió con los 645 reclusos de la cárcel de La Plata. La prueba de fuego del método fue en 1892, en Necochea (provincia de Buenos Aires), al tratar de identificar al asesino de dos criaturas. La huella en la puerta de calle de un pulgar ensangrentado fue remitida a la oficina de Vucetich junto con las impresiones digitales de la madre de los niños, Francisca Rojas, y las del vecino a quien ella acusaba del crimen. El análisis mostró, sin la menor duda, que la huella pertenecía a la madre, quien confesó el crimen al ser confrontada con la evidencia. El Sistema Dactiloscópico de Vucetich (inicialmente bautizado "Icnofalangometría") fue oficialmente adoptado en 1894 por la Policía de la provincia de Buenos Aires y en 1905 por la Federal Argentina. En 1907 la Academia de Ciencias de París informó que era el método más exacto de la época. Cuando en 1911 se sancionó la ley 8.129 de Enrolamiento Militar y Régimen Electoral, se lo adoptó para la identificación de los varones argentinos mayores de 16 años. Cuando Vucetich visitó París en 1913, Bertillón que nunca le perdonó las críticas a su sistema lo despreció públicamente.

Iván Vucetich nació el 20/7/1858 en la isla de Hvar (para los italianos, Lesina) del archipiélago de Dalmacia, entonces parte del Imperio Austro-Húngaro, actualmente parte de Croacia. Tal vez antropólogo se desconocen sus estudios se estableció en el país en 1882, a la edad de 23 años. Ya nacionalizado argentino con el nombre de Juan Vucetich, ingresó en 1888 al Departamento Central de Policía de la provincia de Buenos Aires, en la ciudad de La Plata. Inicialmente empleado en la Contaduría con el grado de meritorio, un año y medio después fue designado jefe de la Oficina de Estadísticas, creó luego la Oficina de Identificación Antropométrica y después el Centro de Dactiloscopía, del que fue director. Luego de protestas públicas realizadas en la Argentina en 1917 contra la obligación de identificación general de las personas, que se asociaba con su nombre, se radicó en la población de Dolores (Buenos Aires) donde, enfermo de cáncer y tuberculosis, falleció el 25/1/1925. Se bautizó con su nombre a la Escuela de Policía de la provincia de Buenos Aires y al centro policial de estudios forenses de Zagreb, Croacia. Sus méritos no han sido debidamente reconocidos ni en el resto de Europa, ni en Estados Unidos, donde el FBI adoptó el sistema dactiloscópico recién en 1924.

Vucetich fue argentino por elección, no por nacimiento, pero hizo todos sus desarrollos en el país y en el seno de la que sin duda es la más conservadora de las instituciones. Su tarea no fue fácil y, aunque inspirada en ideas previas como casi todas las invenciones, sus técnicas resolvieron por primera vez, de manera simple y generalizada, el problema de identificación de personas. El Método Dactiloscópico de Juan Vucetich es, sin lugar a dudas, un gran y poco difundido invento argentino.

 

CARLOS EDUARDO SOLIVEREZ  Especial para "Río Negro"

Doctor en Física y diplomado en Ciencias Sociales (csoliverez@gmail.com)

 
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