Buenos Aires (ABA).- En medio de crujidos, el partido de Elisa Carrió apuesta a concitar la adhesión de la mayoría de los radicales y socialistas para el 2007. Hace tiempo que el ARI tiene problemas de crecimiento, pero recién en los últimos meses han aflorado cuestiones por el mando centralizado en "Lilita".
"El ARI es Carrió. Si estás de acuerdo con ella hacés carrera. Si te animás a una crítica, te condena al ostracismo", explicó a “Río Negro” un joven dirigente llegado de la UCR. "Carrió decide quién crece y quién no", aseguró.
Hasta la semana pasada, en el recinto se votaba según lo dictado por Carrió. Pero el tratamiento en Diputados de los métodos anticonceptivos de ligadura de trompas y vasectomía, hizo que el debate en sordina explotara.
"No puede ser que yo que puse la cara por ellos, que salí a pedir el voto para ellos, ahora se pronuncien en contra de un postulado que debería ser del partido", explicó a sus íntimos.
Carrió adoptó en público una decisión salomónica. Tratará que su imagen positiva no opaque al ARI, y al mismo tiempo se desligará de las decisiones partidarias. Intentará seguir escalando sin esa atadura, una misión difícil.
La salida de Fernando Melillo, presidente del ARI de la capital y del bloque de legisladores en la ciudad de Buenos Aires, fue otro duro golpe, aunque no lo admita ante los micrófonos.
"Es el único partido que se ha dado el lujo de perder dirigentes importantes. Se fueron muchos por chocar con Carrió", explicó un arista que mencionó a Rafael Roma, Juan Pablo Cafiero, Graciela Ocaña y Eduardo Jozami y al pleito interno suscitado en Córdoba.
Carrió hasta pensó en la intervención del ARI de esa provincia, cuyo titular ayer declaró: "Hay que ser obsecuente y chupamedias para estar adentro".
Si bien lo de Melillo fue consensuado, no deja deja de ser un dolor de cabeza político. Un arista enojado planteó: "¿Cómo va a lanzar su candidatura a la Presidencia, decir que no hará alianzas y encima decir que volverá a compartir la formula con Gustavo Gutiérrez?"
Carrió se mantiene en sus trece. Con el titular del radicalismo Roberto Iglesias, a quien estima humana y políticamente, venía manteniendo conversaciones, pero la irrupción de Lavagna de la mano de Raúl Alfonsín, los volvió a distanciar. "Lilita" hizo un esfuerzo por comprender a Iglesias: "Hay una necesidad de poder y de mantener algunos privilegios los que lo llevan a pensar como la vieja dirigencia".
Carrió sostuvo que la nominación del "corrupto inteligente" (por Lavagna) no tendrá futuro y "se caerá en dos meses".
Alberga ahora la esperanza de volver a contar con el apoyo de radicales y socialistas.