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Martes 11 de Julio de 2006
 
Edicion impresa pag. 28 > Internacionales
Bagdad todavía no es el Beirut del '80, pero está cada vez más cerca
La violencia religiosa fue particularmente mortífera en los últimos días. Ayer, 33 personas murieron en actos violentos, diez de ellas en un triple atentado en el barrio chiíta de Sader City, de Bagdad. En tanto, el domingo masacraron a 42 en un barrio sunnita.
Los ataques están convirtiendo a los barrios de la capital y a ciudades enteras en verdaderos guetos controlados por milicias.
Los ataques están convirtiendo a los barrios de la capital y a ciudades enteras en verdaderos guetos controlados por milicias.
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BAGDAD (AFP) - Irak presenta varios síntomas de guerra civil: el sentimiento creciente de victimización de las comunidades, el ciclo infernal de ataques y represalias y la transformación de los barrios en guetos.

"Los acontecimientos de estos últimas días son alarmantes. Para mí, se trata de un conflicto confesional de baja intensidad o de una guerra civil de poca amplitud, pero esto puede empeorar", estima el director para Oriente Medio de la organización independiente International Crisis Group, Joost Hiltermann.

La violencia de carácter confesional alcanzó el domingo un nivel sin precedentes en Bagdad con la masacre a sangre fría de 42 personas en un barrio sunita, seguida de un doble atentado contra un lugar de culto chiíta que acabó con la vida de 19 personas.

Ayer, prosiguieron las matanzas: 11 personas fallecieron en un triple atentado en el barrio chiíta de Sader City en Bagdad e inmediatamente después, una bomba estalló en un mercado de la calle Kifa en el barrio sunita de Cheij Omar, hiriendo a 14 personas. Otras 22 murieron en diversos actos de violencia.

Cada comunidad afirma ser martirizada por sus adversarios, como ocurre en todas las guerras civiles. Un diputado chiíta, Hamid Rachid Moala, citado en un comunicado del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak, calificó los atentados contra los lugares de culto de su comunidad de los "peores crímenes" y acusó a los fieles al ex dictador Saddam Hussein y a los takfiris (extremistas sunitas) de querer sumir al "país en la guerra civil".

En el campo sunita, también se adopta el papel de víctima. El Frente Nacional de la Concordia denuncia en un comunicado que los sunitas son "expulsados de la ciudad de mayoría chiíta Basora" (sur) y que los docentes sunitas "son blancos sistemáticos".

"Algunos quieren llevar al país a la guerra civil pero si estalla, arrasará a todos sus habitantes", afirma Adnan al Dulaimi, jefe del Frente de la Concordia, mientras que Iyad al Samarrai, vicepresidente del Partido Islámico, se refiere a "un complot que persigue la partición de Irak".

Sin embargo, para Nabil Mohamed Yunes, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Bagdad, no se trata de "una guerra civil sino de una guerra de milicias". "Son las milicias las que combaten entre ellas y de momento, un simple ciudadano no le da por matar a su vecino", afirma. "El conflicto confesional no ha alcanzado el grado de violencia que vivió el Líbano, donde las ciudades quedaron destruidas y el ejército se dividió" entre 1975 y 1990, subraya Hiltermann, pero reconoce no obstante que "es difícil ser optimista".

 
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Diario Río Negro.
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