Pocas veces en la región un equipo logró mantenerse tanto tiempo en la cima, aunque haya realizado un recambio casi total de jugadores. Cipolletti pudo reponerse de un inicio bastante flojo para transformarse en un conjunto sólido en todas sus líneas.

Hasta la quinta fecha de la fase regular había sumado apenas cinco puntos, pero luego ganó 23 de los 27 puntos en disputa, y terminó primero en su grupo. La clave del título estuvo fuera de casa: ganó los últimos seis partidos de visitante, contando los de la semi y la final.

La transición de jugadores -muchos de los tricampeones se fueron a otros equipos- hizo pensar que costaría mantener el nivel, pero con el correr de los partidos el campeón halló una línea de juego, siempre apoyado en una sólida defensa. En el mismo torneo hubo una gran rotación pero el rendimiento del equipo de Marcelo Chiacchiarini no mermó. El domingo en Catriel justificó su superioridad al jugar de forma inteligente y sin pasar mayores sobresaltos, para redondear una campaña que sigue engrosando la rica historia albinegra. (AC)