EL BOLSON (AEB).- Estela Erman, Gastón Pasini y Juan Vitali dieron vida hace pocos días al espectáculo de danza - teatro "La asamblea de los pájaros", una estilizada fábula acerca de los obstáculos, tentaciones y espejismos que atraviesa la humanidad a su paso por la vida terrena.

Epopeya tan actual como pretérita, de ahí la vigencia del relato escrito -según detalles del programa- en el siglo XII por el poeta Farid Ud-Din Attar y llevado a escena por la bailarina y coreógrafa Estela Erman, en el doble papel de creadora e intérprete.

Miles quizás, o centenares de pájaros fueron simbolizados con exactitud por sólo los dos bailarines. Con movimientos cortos y trémulos o traslaciones largas y rápidas a través de la platea sumida en la oscuridad, el aire se llenó de aleteos y pequeños seres emplumados que pugnaban por vencer la adversidad. La escenografía, el vestuario y las máscaras ayudaron con belleza a instalar esa percepción.

La tormenta -muy real- que esa noche se precipitó en la zona enriqueció el espectáculo con el sonido de la lluvia golpeando la cúpula del complejo cultural de Lago Escondido.

La búsqueda de la verdad, viaje utópico si los hay, era el cometido de los pájaros del mundo reunidos en asamblea. Juan Vitali encarnaba el hado de ese destino. Y verdad se impone: el sonido, saturado en los graves -especialmente en ciertos sectores del auditorio- no permitió entender los extensos parlamentos, esenciales para seguir el hilo dramático de forma adecuada.

El relevo obligado fue la acción que eficientemente llevaron a cabo Estela Erman y Gastón Pasini.

Siete valles, cada uno con su sortilegio y riesgo, debieron atravesar los pájaros - bailarines, para descubrir que el Uno, depositario de todas las preguntas y respuestas, se halla como un espejo en frente de cada cual y echa en cara sin piedad las deudas contraídas con los propios deseos.

La música original de Mario Kirlis y Viviana Martinovich merece un apartado. Evoluciona desde la raíz oriental y conforme los diferentes paisajes quedan atrás ("Comprensión", "Independencia y desapego", "Asombro y estupefacción") llega el del "Amor", de inconfundible inspiración atanguera y urbana, que se repite aún en "Pobreza y muerte". Ya en el final y en plena "Unidad", un crescendo acompañado del tono profético de Vitali en los textos crea un efecto apocalíptico. La moraleja quedó como residuo evidente: "No busquen la verdad afuera de ustedes mismos".