EL BOLSON (AEB) - Centenares de pobladores de la comuna rural de El Manso se hallan prácticamente incomunicados desde el domingo 2 de julio, cuando el intenso temporal de lluvia generó inundaciones y cortes de caminos en la comarca andina.
Son alrededor de 200 familias las afectadas -entre 500 y 1.000 personas-, cuyos campos se encuentran sobre la ruta provincial 83 de ripio, la que luego como simple huella para autos termina en la frontera con Chile, tras recorrer alrededor de 40 kilómetros.
Los cortes en la ruta, producidos por el río o arroyos desbordados, fueron varios, ninguno de los cuales ha sido arreglado todavía, según confirmó el comisionado Jesús Carro, quien indicó que hoy llegarían equipos de Viarse para comenzar a trabajar. Dijo que no lo hicieron antes porque estaban muy altos los caudales.
Un vecino de El Bolsón, Guillermo Tornero, comentó que la situación es muy complicada porque hay lugares donde el agua literalmente arrastró porciones completas del camino.
Es el caso a la altura del arroyo La Tetera, aproximadamente en el kilómetro 14 (a contar de la ruta 40 hacia el oeste).
Según explicó Tornero, en ese sitio van dos años consecutivos que ocurre lo mismo, por lo que la solución pasaría por construir un puente y que el agua pase por debajo en vez de llevarse el camino. Allí no hay posibilidades de seguir, pues un profundo socavón en "u" quedó como saldo de la correntada.
Los vehículos 4 x 4, únicos que pudieron ingresar luego que bajaron los niveles, deben realizar un rodeo a través del campo de Carro para retomar la ruta que, de todos modos, se halla interrumpida nuevamente más adelante. En pampa de Montes, a 30 km aproximadamente del destacamento de río Villegas, hay otro corte importante.
Otro punto crítico es un extenso tramo intransitable a la altura de la escuela 213 y ni qué decir, en el Manso inferior.
Los primeros días, las fuerzas de auxilio -Gendarmería, Defensa Civil y la Policía- se valieron de botes y gomones para trasladar a pobladores. El hospital llevó su asistencia a los pacientes de la misma forma.
Pero pasan los días y las actividades cotidianas de las familias se complican porque, evidentemente, no todos ni mucho menos, cuentan con vehículos de doble tracción con que movilizarse.
La ganadería y la actividad forestal, fuente de sustento en la zona, se hallan igualmente imposibilitadas.
"Del campo de mis padres -dijo Tornero- tuvimos que sacar los animales con un tractor que tiraba de un carro". Igual no es fácil, porque los vehículos se quedan encajados y liberarlos es una lucha cada vez.
Ni gas, ni provisiones de boca, ni leña son factibles de trasladar en tales circunstancias y si bien las curtidas familias rurales están acostumbradas a estas contingencias y son previsoras, los días pasan y nadie parece acordarse de ellas.
Los alumnos se hallan sin clases en esta época del año, porque son escuelas de régimen setiembre - mayo. Pero precisamente en sus hogares, algunos muy modestos, los chicos pueden tener problemas de salud u otras necesidades que sus padres solos deberán afrontar.