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El pelo de guanaco, un negocio que crece en lameseta | ||
En primavera son arriados cientos de animales salvajes. Tras la esquila, los vuelven a dejar en libertad. | ||
A medida que la meseta de Somuncura cobra altura, el monte achaparrado se hace cada vez más bajo. Apenas supera el medio metro y se entremezcla con las piedras de origen volcánico que conforman el duro suelo de la planicie. Adaptados a ese ambiente extraño y poco accesible para la gente, cientos de guanacos subsisten sin demasiados rivales en la lucha por la sobrevivencia. Esta presencia masiva de la especie ha generado en algunos inversores la intención de explotar su pelo, altamente codiciado en los mercados del mundo. Así como en algunos puntos de la Línea Sur se ha impulsado la creación de criaderos de este tipo de animales, en un campo de la meseta, conocido como El Puntudo, capitalistas de origen francés iniciaron la esquila de animales salvajes. Con la llegada del tiempo un poco más benévolo para la región, desde setiembre a mayo, se organizan en el campo salidas de alrededor de setenta hombres a caballo contratados para que durante todo el día arríen en equipo miles de guanacos hacia los corrales en los que los albergan para luego ir esquilándolos en los galpones. Los "franceses", como se los denomina en la zona sin más precisiones, construyeron en el lugar una vivienda amplia con mayor confort que los clásicos puestos de campo. Además mejoraron la casa del puestero, don Silvano Aguilar, quien lleva sus 62 años de existencia viviendo en la meseta, peleando contra el viento, el frío y ahora las enfermedades. Se movilizan en camionetas cuatro por cuatro por los difíciles de la camino del lugar. Pero también tienen Unimogs, con los que cortan campo traviesa sin inconvenientes. En ese sitio, y en otros campos cercanos que han ido comprando a los antiguos dueños, desarrollan esta actividad en la que según cuenta un joven encargado del sitio, no se afecta a los animales. "Dicen que alguno puede salir estresado, porque se los somete a esta esquila, pero son pocos casos. Cada vez que se realiza esta tarea viene gente de Fauna de la Provincia para ver cómo es y garantizar que los animales no sufran", comenta el muchacho de origen cordobés que brindó alojamiento durante una noche en ese alejado puesto cercano al cerro El Puntudo en el centro de la meseta de Somuncura. Por lo que se cuenta en el lugar, la actividad requiere de una fuerte inversión en personal, ya que además de los 70 paisanos con sus caballos se contrata gente para la esquila y durante esta época el campo se llena de personas que trabajan en esta redituable explotación que han puesto en marcha estos capitalistas extranjeros con representantes locales hace un par de años. También otras fuentes consultadas por "Río Negro" aseguran que cuando se realiza la esquila algunos guanacos mueren, pero son un mínimo porcentaje frente a la cantidad que se arría hasta el campo. El negocio está garantizado ya que el valor del pelo de guanaco es muy alto y también porque la existencia de esta especie es cada vez más numerosa en la meseta. "En esta época suelen bajar hacia los arroyos y pocos permanecen en plena meseta", cuenta el baquiano que guía a "Río Negro" por esos complicados caminos, Luis "Pente" Yanca. Sin embargo, mientras las camionetas siguen adelante, continúan apareciendo grupos a ambos lados de las huellas en los que los líderes marcan el rumbo, en busca del agua y el alimento que les permita sobrevivir al crudo invierno de una zona más frías y menos accesibles del país.
PEDRO CARAM pcaram@rionegro.com.ar | ||
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