Domingo 09 de Julio de 2006 Edicion impresa pag. 20 > Municipales
LA SEMANA EN SAN MARTIN DE LOS ANDES: Adultos

"Ahora sé que soy un hombre culto, porque trabajando y por medio del trabajo, modifico la realidad". La frase es de un obrero chileno que Paulo Freire, el padre de las teorías transformadoras de la educación con sentido crítico, cita de una de sus tantas experiencias alfabetizadoras en Brasil y Chile.

Freire extrae varias conclusiones de aquellas labores con los jornaleros: "Los obstáculos que se oponen a sus derechos (de pensar la realidad y transformarla) están en relación directa con la ignorancia que mantiene el sistema acerca de ellos mismos y del producto de su trabajo (ver La Naturaleza Política de la Educación, Paulo Freire)".

La administración neuquina de Felipe Sapag creó escuelas de artes y oficios, conocidas como CEPAHO, sobre el final de los '50. No tenían por objetivo la alfabetización, pues intentaban acercar a los adultos al aprendizaje de tareas que podían significar un sustento. Pero también eran una aproximación a los estudios para muchos que los habían dejado o ni siquiera los habían iniciado.

Por estos días, la educación está en debate. Cabe preguntarse cuándo no lo estuvo en la Argentina. Cunden las jornadas llamando a todos a opinar, pues el gobierno nacional está apurado por legar al país una nueva ley de educación, antes de que termine su mandato (y aun cuando lo repita). Parece escaso tiempo para que todo el mundo participe de tamaña labor... pero es lo que hay.

La educación para adultos ocupa pocas líneas en el documento base (un puñado de párrafos, con generalidades y buenas intenciones). Si se ingresa a la "web" del Ministerio de Educación nacional, se podrá acceder a una encuesta que vertebra los ejes sobre los que se pretende hacer pivotear la reforma. No hay una sola referencia acerca de la educación para adultos... ni una pregunta.

Si un texto que apunta a convertirse en el rescate unificador de la fragmentada educación pública actual, apenas si menciona la educación para adultos, cabe preguntarse qué destino podrían tener las escuelas de artes y oficios...

¿Y qué tiene que ver todo esto con San Martín de los Andes? Hace poco más de un lustro, el CEPAHO 12 tenía 1.200 alumnos. Hoy no llega a la mitad de esa cifra.

Hace unos meses, los talleres se multiplicaban en diversos puntos de la ciudad. Hoy se cierran para concentrarse en un solo lugar, obligando a los alumnos a pagarse pasajes y a consumir tiempo que podrían dedicar a sus familias, muchas de ellas humildes cuando no carenciadas.

Para colmo de males, entre la indignación y la vergüenza, una docente confió a esta columna haber recibido "sugerencias" de limitar las enseñanzas sólo a lo estrictamente vinculado con los oficios en cuestión. Ni una palabra sobre la condición social, las esperanzas y desesperanzas cotidianas, el mango que no alcanza y los zapatos con agujeros. Freire volvería el estómago, aunque no por extrañeza...

Tuve una charla con varios docentes del CEPAHO. La sensación que me dejaron es que estas instituciones navegan al garete, independientemente de a quién le toque en suerte ejercer su conducción. Hace algunos años dependían del nivel medio en la provincia. Hoy dependen de la rama primaria. Mañana... quién lo sabe.

La educación es un proceso permanente y los adultos no son ajenos. Sea cual fuere la ley; sea para alfabetizarse, retomar estudios abandonados o aprender un oficio, merecen que se los considere por derecho propio, y no por un mero asistencialismo dadivoso, que termina por consagrar la marginalidad.

En Neuquén, al menos, sería un buen comienzo prestarle algo más de atención a los CEPAHO.

 

FERNANDO BRAVO

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