-Supongo que su adhesión a Kirchner no es oportunista...

-Si hubiera sido oportunista no lo habría apoyado inmediatamente después de la primera vuelta, cuando ni siquiera era presidente. Yo lo he apoyado sin beneficio de inventario. Es más, me puse al hombro la campaña, con aciertos y errores, sin ser candidato y sabiendo que no era una elección fácil porque se mezclaban un montón de cosas y había una gran confusión en el pueblo neuquino. Además, estoy participando para llevar adelante una discusión muy profunda en el seno de la Unión Cívica Radical, no de la provincia de Neuquén, donde la decisión de participar en la concertación que ha convocado el presidente está tomada, sino a nivel nacional. He tenido reuniones con los gobernadores y les he dicho que tenemos que identificarnos bajo la consigna "los radicales que gobiernan". La conducción nacional del partido encarna un radicalismo testimonial, litúrgico, que no creo que represente la esperanza del pueblo argentino de una política mucho más concreta, empírica, y que además no creo que represente la voluntad de los afiliados, que venimos de frustración en frustración.

Nosotros queremos dejar de ser el partido que en las últimas elecciones representó el 2 o el 3% del electorado. Queremos, con todas las aspiraciones de un partido centenario, que cuando nos toque gobernar, lo hagamos con eficiencia, con decencia y con vocación de poder, cosa de la que el radicalismo, debo reconocerlo, ha adolecido en más de una administración. (AN)