VALENCIA, España.- Al menos 41 personas murieron y 47 resultaron heridas, al descarrilar ayer un subterráneo en el centro de la ciudad española de Valencia. Varios de los muertos se encontraban anoche en el interior de los vagones e impedían conocer el número exacto de víctimas.

Según informó el Cuerpo Nacional de Policía, entre 20 y 25 cadáveres fueron ya identificados. De ellos al menos 13 pertenecen a vecinos del municipio de Torrent (Valencia), que es a donde se dirigía el subte, según las mismas fuentes. El conductor del convoy siniestrado es una de las víctimas mortales.

Debido a la dimensión de la tragedia, la mayor de este tipo en la historia de España, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió adelantar anoche su regreso a España desde India, donde se encuentra en visita oficial, y estará presente en el funeral oficial que se realizará hoy en la tarde en la Catedral de Valencia.

Al término de la reunión extraordinaria que celebró a última hora de la tarde el gobierno valenciano, el vocero Vicente Rambla informó que la cifra de muertos se sitúa alrededor de los 41, aunque indicó que "el número exacto de víctimas se determinará en las próximas horas", ya que no se puede concretar debido a que muchos cuerpos están "irreconocibles".

Rambla afirmó además que en total 47 personas recibieron atención sanitaria, de las 12 que continúan hospitalizadas, dos de ellas en estado muy crítico, una nena de ocho años y una mujer que perdió masa encefálica.

Terror en el vagón

"El vagón se sacudía de un lado al otro, empezaron a parpadear las luces, y chocamos con el otro vagón y volcamos", dijo a la prensa una mujer de unos treinta años, que salió ilesa del tren, gracias a que un joven que estaba cerca suyo rompió uno de los vidrios.

Otra mujer, también joven, afirmó que el tren "iba demasiado rápido", mientras pedía a la prensa que la dejaran buscar a sus hijos, con quienes viajaba en el subterráneo.

La mayoría de los cuerpos de las víctimas mortales -28 hasta el momento- fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal, a donde comenzaron a llegar personas que temían por la vida de sus seres queridos, sin saber aún si sus parientes o amigos habían fallecido.

La intendenta de Valencia, Rita Barberá, el presidente valenciano, Francisco Camps, la ministra de Fomento española, Magdalena Ulvarez, y el líder del opositor Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, entre otros, se acercaron a este lugar a brindar su apoyo a los familiares de las víctimas.

La noche será muy larga, puesto que "la labor de identificación de las víctimas será complicada", dijo el vocero del gobierno valenciano, quien lamentó que la espera pueda alargar el sufrimiento de los familiares.

La desesperación aumenta a medida que con las horas se incrementa la cifra de muertos, mientras bomberos y policía legal, siguen retirando cuerpos del túnel subterráneo, una situación que recuerda las tensas horas vividas tras atentados del 11/M del 2004 en Madrid.

La tragedia ocurrió sobre las 13 hora local (8 de la mañana de Argentina), cuando dos vagones del subterráneo de la Línea 1 descarrilaron a la altura de la estación de Jesús, en el barrio de Patraix, en el centro turístico de la ciudad, preparado para la visita del Papa a Valencia.

Hasta el momento, la tesis oficial, que fue confirmada por el vocero del gobierno autónomo es que el siniestro fue resultado de un "accidente fortuito", mientras la policía descartó que se tratara de un atentado.

El subdelegado del gobierno central en Valencia, Luis Felipe Martínez, había afirmado previamente que el descarrilamiento del subterráneo se produjo por la combinación de "un exceso de velocidad y la rotura de una rueda". Una primera versión que trascendió a la prensa indicaba que el accidente pudo haber sido provocado por el desmoronamiento de una pared del túnel.

Sin embargo, el consejero de Trasporte valenciano, José García, descartó esta versión, y también puso en duda que se haya roto una rueda, puesto que el subterráneo que descarriló había pasado la última prueba técnica sin problemas. "Habrá que esperar hasta que entremos en la caja negra", afirmó. Tiempo atrás, los sindicatos denunciaron fallas en el mantenimiento del subterráneo. (AFP y DPA)