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Jueves 29 de Junio de 2006
 
Edicion impresa pag. 11 > Regionales
Revelan presiones militares durante la autopsia
Así lo dijeron los primeros peritos en intervenir. Un ex fiscal fue muy duro con el magistrado.
El suspendido juez federal de Zapala junto a su abogado. Ayer fue la tercera audiencia del jury en su contra.
El suspendido juez federal de Zapala junto a su abogado. Ayer fue la tercera audiencia del jury en su contra.
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BUENOS AIRES (ABA)- Cuando el forense Rodolfo Villagra se retiró de la autopsia del cadáver de Omar Carrasco se encontró rodeado de militares, "siete u ocho", que intentaban arrancarle una definición. El perito bioquímico José Roca se encontró en el mismo acto con un panorama casi idéntico. "Había mucho movimiento militar, unos cinco o seis uniformados y dos o tres personas de custodia, nadie de la justicia daba instrucciones y el lugar elegido para la autopsia (Hospital Militar) no contaba con los medios apropiados".

El escenario descrito por ambos técnicos durante la tercera audiencia del jury de enjuiciamiento al suspendido magistrado de Zapala, Rubén Caro, realizada ayer en el Palacio de Tribunales, volvió a poner en el tapete el grado de autonomía con que se manejó el magistrado.

Villagra fue contundente cuando memoró que al momento de ver el cuerpo sin vida de Carrasco se dio cuenta que se trataba de un homicidio, pero no se animó a volcar la afirmación al expediente. Se lo dijo a Caro quien de acuerdo al testimonio de Villagra lo plasmó por escrito... mucho después.

Pero fue el entonces fiscal de la Cámara Federal de Roca, Helvecio Barba (con jurisdicción sobre Zapala) quien hizo los juicios de valor más duros sobre el modo en que Caro realizó su labor. "Yo estaba sorprendido por la presencia del teniente coronel (Daniel) Reimundes, a quien vi varias veces, y de (Eduardo) Jordán porque un castrense no puede ser asesor de un juez; Caro me explicó que necesitaba de la colaboración del Ejército para ingresar al cuartel", expresó el ex fiscal. Además acusó al magistrado de haber llegado "una hora

y media después" del conveniente al lugar donde habían encontrado el cuerpo sin vida de Carrasco.

Barba también reafirmó que los inspectores de la federal (Carlos) Juárez y (Mario) Acuña se fueron del lugar cansados porque el juez de la causa no les daba intervención.

El contragolpe provino de Oscar Vignoli, defensor de Caro, cuando le hizo reconocer a Barba que dichas denuncias no fueron llevadas al expediente judicial y que tampoco fueron incluidas por los fiscales (Luis María) Viaut y (Marcelo) Retes.

Un momento relevante fue el contrapunto entre Osvaldo Mirás Giardinieri quien fuera prosecretario del juez de Zapala y los exponentes del Consejo de la Magistratura que actuaron como fiscales, Beinusz Smuckler y Federico Storani. La tensión cobró pico cuando el ex funcionario de Caro describió el estado del conscripto Juan Castro (el amigo de Carrasco que se había escapado y a quien Caro le interrumpió el testimonio, y luego se lo internó en el cuartel): "se lo veía maltrecho, estaba extraño como si hubiera tomado, no se entendía lo que decía, entonces se decidió suspender su declaración".

Smuckler le preguntó cómo se explica que después de tal episodio el juzgado no haya recurrido a convocar a personal médico y al día siguiente se haya desatendido de la suerte de Castro. "No era mi función, yo era un dependiente del juez", cortó Mirás.

Añadió que tiene una excelente opinión de Caro. "Siempre me dio libertad, nunca un grito, a los peritos les facilitaban todas las medidas que pidieron".

El declarante admitió que para tomarle testimonio a 130 soldados se utilizó un tiempo record de 15 minutos, también dijo haber visto al ex jefe del Ejército Martín Balza"muy preocupado" por la situación.

 
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