CIPOLLETTI (AC)- Su voz se oye muy débil porque las puñaladas le afectaron las cuerdas vocales, pero se entiende perfectamente qué dice. Héctor Rivas, el docente que casi pierde la vida tras un ataque, aseguró que fueron tres las personas que ingresaron a su casa y que le robaron 1.700 pesos. "Trataron de matarme", le dijo a sus familiares.

El profesor de matemáticas fue dado de alta el martes, luego de haber permanecido siete días en coma. De todos modos aún corre riesgo por un coágulo que le quedó en la carótida y le esperan cirugías para intentar recuperar su voz.

Rivas aún no declaró ante el juez Guillermo Baquero Lazcano. Sus allegados dicen que es recomendable que no esfuerce sus cuerdas vocales.

Por eso ayer gran parte de su versión la brindó su hermana Erika, a quien ya le contó lo sucedido.

Rivas contó que cerca de la 0,15 del sábado 10 de junio, uno de los imputados, de 17 años, fue a su casa con una botella de vino de regalo. "Lo conocía de la escuela y de voley". En ese momento él estaba con otros amigos con quienes pensaba ir al casino. Le dijo al joven, que como otros acostumbraba a ir a su casa, que fuera después o al día siguiente. El chico se retiró.

Alrededor de las 4 de la mañana, Rivas regresó a su casa. Se cambió la ropa y poco después escuchó que le tocaban el timbre. Fue a ver, y era el menor de 17 años acompañado por otro de 16 (que también conocía de la escuela nocturna donde trabaja), y uno más, que sería mayor de edad, que no sabe quién es pero que reconocería si lo vuelve a ver. Iban con el vino, pidieron pasar y él les abrió la puerta.

Rivas afirma que al poco tiempo el joven de 17 años le pidió permiso para ir al baño. Como la casa está en construcción, el único sanitario habilitado se encuentra en la planta alta. El joven fue, "pero no bajaba", por lo que decidió subir para ver qué pasaba. Los otros dos lo siguieron. Al subir, se encontró con el menor en su dormitorio que le estaba revolviendo la riñonera donde tenía 1.700 pesos y su documentación. "¿Qué estás haciendo?", le preguntó. Y allí comenzó el ataque, afirma.

El docente, contrariamente a las sospechas que tienen los investigadores, asegura que no tenía ningún cuchillo en la mesa de luz ni en su dormitorio. Las dos armas "eran de ellos". Afirma que no tomó un arma blanca sino que sólo procuró defenderse, mientras que los imputados declararon lo contrario. Dice que el menor de 17 años y otro más se unieron en la agresión (por eso los dos cuchillos), pero en el forcejeo no puede decir cuál de los otros dos, si el de 16 o el desconocido, participó del ataque.

Herido, logró bajar y llamó por teléfono al 101. Uno de ellos lo siguió y como él tomó una botella para defenderse, el joven volvió a subir. Después se desvaneció ante la gran cantidad de sangre que perdía, y llegó la policía.

-¿Por qué aparecieron las zapatillas del menor de 17 años en el dormitorio? -preguntó "Río Negro".

La respuesta fue que el chico se había "acomodado", que estaba subido a la cama y que allí revisaba la riñonera. En esa situación dice que lo encontró.

Los menores actualmente están en libertad, aunque siguen vinculados con la causa. En base a sus dichos, los investigadores consideran que participaron sólo dos personas y que hubo un intento de abuso sexual de parte del docente hacia uno de los menores. Creen que eso fue lo que desencadenó el hecho.

Suponen además que Rivas tenía un cuchillo y que el otro (aparecieron dos en el lugar del hecho) lo tenía uno de los imputados. Según los jóvenes, esa noche estuvieron sólo ellos dos. El mayor se adjudicó la agresión.

"Es infantil esa versión", afirma el docente, que insiste que la intención fue robarle y que al verse descubiertos, intentaron matarlo.