NEUQUEN (AN).- "Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío", dice Miguel Hernández y lo repiten Florencia Grandón y José Román, en pleno giro flamenco.

Los dos, no necesitan mucho más que la "claridad absoluta, transparencia redonda", de ese cuerpo del otro para acercarse o poner distancia; para sufrir un extrañamiento insoportable y correr en la búsqueda del "claro cuerpo moreno de calor fecundante". Lo hacen para bailar, por siempre bailar flamenco por elección, por pasión, por la alegría de vibrar en un sentimiento andaluz que les llegó por herencia genética.

Florencia Grandón y José Román son muy jóvenes. Están construyendo justo a tiempo, el camino de la plenitud. Tienen 19 años, bailan desde la más temprana infancia, concluyeron sus carreras en danzas españolas y zapateo americano, viajaron a especializarse y en el caso de José, compitió y ganó una medalla de oro en la categoría "flamenco dúo" de la competencia "Danza América" 2004, en Córdoba.

Son bellos, con la pujanza de un ramillete de proyectos. Tienen su propio taller de enseñanza y a la par, se tomaron un tiempo valioso para elaborar un sueño. Crearon un espectáculo que los muestra "En cuerpo y alma"

Por primera vez solos -tras su egreso de compañías importantes de esta capital- debutan con un show estructural, mañana, a las 22, en La Curtiembre, Juan B. Justo 648.

Como en los versos de Hernández, estos bailarines resumen en sí, las cuatro condiciones que resaltaba el gran poeta español:

"Juventud, limpidez, claridad y transparencia". Ese poema "Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío" se une a "Besarnos" del mismo autor, más las bellas "Amparo", "El cuerpo deshabitado" y "Segundo recuerdo" de Rafael Alberti.

La bailarina es la encargada de contar detalles de este estreno.

-Hay una serie de dificultades para armar un espectáculo estructural. ¿Cómo se manejaron?

-Las coreografías son nuestras. Lo imaginamos a partir de una historia de amor enmarcada en poemas y música en vivo, con la participación de Marcelo Piñeiro y Maty Moya. También en la percusión estará Luis Padilla de San Rafael, Mendoza. Es un bailaor que hizo la dirección general, aquí sólo en percusión.

-Dan preponderancia al mensaje ¿Cómo llegan a Miguel Hernández y Rafael Alberti?

-Esa faceta fue responsabilidad y aporte de Adriana Aredes, una profesora de Literatura, quien será la voz.

-Hay una suerte de potenciación del cuerpo. Cuerpos plenos de luz en Hernández y "El cuerpo deshabitado" de Alberti, además de sus propios cuerpos.

-Sí, quisimos que una línea argumental discurriera a lo largo y ancho de la danza y la música: el amor y la soledad, que en todo caso se adivina en ese "Se fue. Se fue, doblando las calles. Mi cuerpo anduvo, sin nadie" de Alberti

-Definen al flamenco como una música íntima por antonomasia, pero su auge lo empuja a una nueva era donde los grandes medios de comunicación son testigos de su gracia, su fuerza y su duende.

¿En este punto ustedes coinciden? ¿por eso han elegido la música de exponentes jóvenes?

-Nos involucramos con el flamenco de Vicente Amigo, que pertenece a la joven generación de concertistas de guitarra flamenca. Hace flamenco de todas las edades y procedencias.

-Y ¿quiénes más?

-De Niña Pastori, quien cuando contaba apenas con ocho años, fue descubierta y alentada por el gran Camarón de la Isla. También de Cigala, Salomé.

-¿Qué quieren significar con "En cuerpo y alma"?

-Creemos que el flamenco es mágico, que llena el alma y nos traslada a otro mundo: a un mundo interior que nos ayuda a enfrentar la vida. Un destino que no buscamos, sino que necesitamos cuando nos quema su fuego. Quisimos trasmitir ese sentimiento, del cuerpo y del alma, que hoy se nos hace realidad.