EL BOLSON (AEB) - La sesión plenaria de la Convención finalizó el lunes con la aprobación de una resolución modificatoria del reglamento interno y un nuevo portazo de los legisladores de la minoría. Fue cuando, en el tratamiento en particular, los radicales hicieron valer su mayoría al dar sólo tres días de plazo a la ciudadanía para informarse y objetar los proyectos de cambios a la Carta Orgánica.
La propuesta de Teresa Hube, del Partido Provincial Rionegrino, era que ese plazo fuese de diez días, a lo que adhirieron el justicialismo, el Frente Grande, el Partido Obrero y la radical Cristina Menéndez. En la igualdad de votos (siete contra siete), el presidente Alberto Bernabé desempató a favor de la moción del Roberto Karpinski, titular del bloque radical.
Dicho sea de paso, si ya estuviese nombrado el reemplazo de Noemí Sánchez (PJ), que renunció, es posible que la minoría hubiese obtenido una primera victoria en la arena del poder. Porque se demostró que los argumentos pueden dar vuelta las votaciones más seguras. Y argumentos son lo que le está faltando al oficialismo, en particular a Karpinski que no pudo hilvanar una sola razón frente a la claridad con que Teresa Hube defendió su postura. La titular del bloque PPR presentó además, sobre tablas, el pedido de tratamiento de una prórroga al trabajo de la Convención, que finaliza el 9 de julio. Ello, no obstante, está reñido con los principios generales del derecho constitucional, que no considera factible la extensión de los mandatos de las convenciones reformadoras, y con la ordenanza de convocatoria a elecciones para convencionales (071/05). Esa norma fijó además que la revisión debía ser total, aunque sin la obligación de modificar todo el articulado y fijó para ello un plazo.
El proyecto de Hube fue pasado a comisión, no sin antes una fallida votación que fue reconsiderada y que dio la pauta del desconocimiento de varios convencionales de las más elementales cuestiones de técnica parlamentaria. Contar con un asesor en estas cuestiones durante las sesiones les resultaría muy útil ya que por ser ciudadanos comunes y no profesionales es comprensible que no estén obligados a conocerlas.
Eso no quita que algunos convencionales de radicalismo estén "pintados" ni que el presidente carece del liderazgo suficiente como para imponer el orden y el silencio en la sala. El público habla e interviene pese a que no está permitido, y los propios convencionales dialogan entre sí, en vez de hacerlo de acuerdo al pedido de palabra y dirigiéndose siempre al presidente.
Un detalle no menor es que los que fuman, lo hacen, a sabiendas de que hay una ley provincial que lo prohíbe, pues la Casa de la Cultura es un espacio público y -¡vaya si lo es!- el propio ámbito de la Convención.
Las modificaciones al reglamento lo que permitieron es disolver las comisiones de labor (menos la Parlamentaria) y ahora toda la Convención se constituye en comisión para, por fin, comenzar a tratar los cambios a realizar. Ayer se comenzó con la sección primera, declaraciones específicas, centrándose en particular el debate sobre las competencias municipales (artículo 16, título I, de la actual Carta Orgánica). Les restan al menos 150 artículos para debatir los cambios propuestos y producir dictamen, antes de someterlos a la consideración popular y votarlos en plenario. Para finalizar con toda esa labor, a la Convención le quedan solo doce días de plazo.
