NEUQUEN (AN).- "Los barrios cerrados están flojitos de papeles". Con esta polémica afirmación, la presidenta de la comisión de Obras Públicas del Concejo Deliberante Marta Buffolo (UCR) fundamentó la necesidad de establecer reglas urbanísticas a estos emprendimientos que son un "boom" constructivo en la ciudad de Neuquén.

La propuesta es reglamentar la construcción de los barrios cerrados y de los clubes de campo para terminar con las excepciones exigiendo, por ejemplo, medidas mínimas y reservas de tierra para espacios públicos y parques. El problema es básicamente legal pues, como puntualizó críticamente el secretario de Obras Públicas Marcelo Gamarra, "lo que no está prohibido, está permitido". Dijo que en la actualidad "otorgamos la factibilidad, pero no tenemos alcance para exigir parámetros urbanísticos" similares a los que cumplen los loteos abiertos.

En esta capital existen dos clubes de campo -Rincón Club de Campo y Comahue Golf Club- y tres barrios cerrados -Ruca Hue, Villa Luisa y La Gasala-, y varios con trámite avanzado de aprobación en la municipalidad.

En la comisión de Obras Públicas se analizó ayer la propuesta de reglamentación impulsada por el presidente del Deliberante, Martín Farizano (UCR), junto con Gamarra y el subsecretario de Gestión Urbana Aldo Babaglio.

Gamarra recordó que en 1995 hubo intentos de regularizar este escenario con un esquema legal de fondo pero fracasó, como consecuencia de la oposición de algunos concejales que lo entendían como una modalidad elitista. Once años más tarde "la realidad cambió drásticamente" dado que familias de distintos estándares económico viven en barrios y clubes de ingreso restringido.

La falta de reglamentación específica es cubierta precariamente por la ley de Propiedad Horizontal, agregó.

La propuesta de ordenanza que se analiza establece parámetros urbanísticos diferenciados al tiempo que privilegia su construcción en áreas periurbanas cercanas al Paseo de la Costa, en el área de la Confluencia; en Valentina Norte y en Valentina Sur.

Farizano planteó que la iniciativa apunta a cubrir "un vacío legal que provoca conflictos, tensiones y diferencias de criterios entre la municipalidad y los emprendedores" e insistió que el objetivo es "dar certidumbre a todas las partes" y evitar que el Deliberante termine arbitrando a través de "normas de excepción". El nuevo esquema prohíbe expresamente a los clubes y a los barrios cerrados a avanzar sobre la ribera de los ríos Limay y Neuquén. Y los obliga indistintamente a destinar el 30% de la superficie para uso compartido, más un 4% y un 6% respectivamente, en concepto de reserva fiscal.

Los barrios cerrados no podrán superar las 10 hectáreas de extensión; sus límites deberán estar arbolados y sólo podrán albergar viviendas unifamiliares.

Los clubes de campo, en cambio, mantendrán la combinación de uso residencial -unifamiliar o multifamiliar agrupada- con establecimientos y desarrollos para la práctica de actividades culturales, sociales o deportivas. Este proyecto, que ingresó en mayo a la comisión legislativa de Obras Públicas, cuenta con el consenso de la mayoría de sus integrantes.