CIPOLLETTI (AC).- Sergio Orellana, el joven que se entregó tras el brutal crimen de su novia Margarita Hermosilla la muchacha que recibió golpes y fue degollada, se negó a prestar declaración indagatoria ayer por la mañana ante la jueza María del Carmen García García.

La víctima fue asesinada el sábado entre las 5:30 y las 6 de la madrugada en un solitario arenal de la Isla Jordán. Había salido con Orellana a bailar a Neuquén desde la casa de sus padres, cuidadores de un predio de esparcimiento en la Isla.

Casi 16 horas después pasadas las 23 del mismo sábado Orellana, con el patrocinio del abogado Carlos Vaccaro, se presentó en la comisaría Cuarta diciendo que había dejado "herida" a la muchacha y marcó incluso el sitio. La halló la policía, se tomaron datos esclarecedores, hubo allanamientos, secuestro del cuchillo, de ropa y ayer la magistrada había ordenado otras diligencias.

Entre ellas, con la colaboración de la Policía del Neuquén, y la participación de la Brigada de Investigaciones local, la búsqueda del taxista que trajo a la pareja y a dos amigos, que ya declararon desde Neuquén a la isla esa madrugada para que exprese qué percibió durante esos últimos minutos de Margarita.

Los amigos son una joven de 20 años, de nombre Romina, que vive en la zona de la isla, y de un muchacho que se bajó antes de las cabinas del peaje y viviría en el área de La Costa Norte.

Se supo que Romina entregó solamente datos de tiempos y lugares, sin mención de situaciones conflictivas.

En tanto, se hizo ya el identikit del taxista. Se trata de un hombre de unos 40 años, cabello con muchas canas, delgado, que se movilizaba en uno de los 15 Renault 19 color amarillo que están en circulación en la vecina capital, y que tenía una óptica rota al momento del transporte.

El taxista debería decir si el viaje resultó normal y dónde dejó a Margarita y al presunto matador, porque pareciera que hubo un "arrastre" del cuerpo hasta el lugar en el que lo halló la policía, boca abajo y semidesnudo, con un terrible corte en el cuello y también en la garganta, y una brutal trompada en uno de sus ojos.

El dato del golpe lo dio la mamá de la víctima, Mónica Rubio, cuando tuvo que pasar por el doloroso trance de reconocer a su hija en la morgue judicial de Roca.

El cuchillo con el que habría sido asesinada la joven que tenía dos hijos de 7 y 4 años, con una anterior pareja fue hallado roto en la parte del metal, y con la punta también cortada. La rotura del metal al medio fue adrede, un segmento estaba en un lado y otro más lejos, y no como producto de los puntazos que le atravesaron el cuello y cortaron la garganta de Margarita.

A las 8 de ayer Orellana fue solicitado por la jueza a la comisaría Cuarta, se lo trasladó de inmediato a tribunales y luego de su negativa a declarar siguió preso en la unidad en la que se entregó, porque se le iban a hacer otras pericias aparte de la psicológica.

Un hombre que estuvo al tanto del procedimiento del sábado de la tragedia cuando la policía encontró el cadáver, deslizó ayer dos detalles estremecedores: la desgraciada muchacha tenía un trozo de ropa y de matas apretadas fuertemente en una de sus manos, y dos uñas rotas en la otra, síntoma, el primero, de que hizo un tremendo esfuerzo porque se ahogaba, y el segundo que habría intentado defenderse de manera desesperada aunque inútil del demencial ataque del asesino.

Ayer comenzó a correr el plazo de diez días hábiles, para que la jueza defina la situación procesal del detenido.