Número de Visitas Agréguenos a Favoritos 
TITULOS SECCIONES SUPLEMENTOS OPINION CLASIFICADOS SERVICIOS NUESTRO DIARIO PRODUCTOS
 
Miércoles 28 de Junio de 2006
 
Edicion impresa pag. 33 > Policiales y Judiciales
Flores complicó más la situación de Marisol
El testigo fue pareja de la víctima y de la imputada. Confirmó las malas relaciones entre ellas.
Fernán- dez, Dedomini- chi y Sierra, integran- tes de la Cámara. Flores, en el juicio anterior (ahora no permiten fotos a testigos).
Fernán- dez, Dedomini- chi y Sierra, integran- tes de la Cámara. Flores, en el juicio anterior (ahora no permiten fotos a testigos).
Click para ampliar

NEUQUEN (AN)- Claudio Flores, ex pareja de la asesinada Susana Ruminot y también de la acusada Marisol González hizo ayer todo lo posible para hundir a la mujer detenida por el crimen. Aunque había sido propuesto como testigo por la defensa, fue la parte acusadora la que más lo aprovechó.

La otra satisfacción que cosecharon ayer la fiscalía y la querella fue que el Tribunal finalmente aceptó la incorporación como prueba de una fotografía periodística del momento de la detención del otro acusado, Ricardo "Cataco" Vega Delgado. En uno de sus dedos se observa un anillo idéntico al que tenía la víctima.

La declaración de Flores fue el testimonio central de la audiencia de ayer, segunda del nuevo juicio por el asesinato de la docente Susana Ruminot, ocurrido en Centenario el 20 de junio del 2002.

Flores es la tercera punta del triángulo que hay detrás de esta historia: vivió en pareja con la imputada Marisol González, luego con Susana Ruminot (con la cual tuvo una hija), volvió a convivir con Marisol (con quien tendría otra hija, si bien ayer declaró que le gustaría comprobarlo mediante un examen de ADN) y finalmente se alejó de las dos.

Aunque lo respalda una coartada casi perfecta (estaba en Picún Leufú el día del crimen) igual la sospecha siempre rondó su figura. El padre de Susana, Sergio Ruminot, lo cree involucrado como entregador; Marisol lo cree incluso posible autor, y trata de despegarse del crimen arrojando sombras sobre su ex pareja.

Ayer, en el primer tramo de su declaración (con preguntas a cargo del defensor de Marisol, Jorge Larrea), fue tratado como un sospechoso. Tanto que el Tribunal le recordó al abogado que no es Flores el acusado, y le ordenó que reencauzara el interrogatorio.

Larrea se ofendió y dejó de hacer preguntas. Entonces fue el turno de los fiscales Alfredo Velasco Copello y Sandra González Taboada, y de los querellantes Oscar Pandolfi y Gustavo Palmieri, quienes le sacaron un jugo inesperado al testigo.

Por ejemplo, Flores confirmó que Marisol "se llevaba de punta" con Susana y que estaba muy celosa porque la docente había tenido una hija con él. La imputada lo escuchaba hablar, y lloraba.

Además le derribó una coartada: Marisol dice que la noche del crimen estuvo rondando la casa de Susana porque buscaba efectos personales suyos que se los había quedado Flores, y quería saber si estaban en esa vivienda. Pero ayer Flores aseguró que "cuando nos separamos (Marisol y él) yo me llevé lo mío y ella se quedó con lo suyo".

La declaración del testigo tuvo otro capítulo más polémico, y es el referido a supuestas conversaciones que mantuvo con su hija sobre el crimen.

Como se sabe, a Susana la golpearon y estrangularon delante de su hija, que en ese momento tenía 2 años y 8 meses. Seguramente es una niña encantadora, quizá hasta brillante, pero en este juicio ya le han hecho decir demasiadas cosas para su corta edad. Todos los adultos que hablaron con ella repiten supuestas frases pronunciadas por la menor cada vez más complejas, y es difícil aceptar sin cortapisas que las haya dicho una criatura de menos de 3 años que vivió tan traumática experiencia.

Flores llevó eso al extremo. Según declaró ayer, su hija habría hablado con Susana después de la paliza y antes de que muriera, lo que de por sí cuesta creer teniendo en cuenta la causa del fallecimiento de la docente. En esa ocasión, según Flores, incriminó a Marisol.

Además, el testigo atribuyó a su hija otra frase que apunta al corazón de una interna familiar: "mataron a mi mamita, vos no estabas, y el abuelo tampoco".

El abuelo es Sergio Ruminot, quien le atribuye a su nieta una frase con sentido totalmente contrario: "papito estaba" la noche del crimen. Además entre Sergio y Flores hay una disputa judicial por la tenencia de la criatura.

El debate continúa hoy.

 
notas relacionadas
Kafka
Aceptaron incorporar una fotografía como prueba
haga su comentario otros comentarios
 
 
sus comentarios
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
Todos los derechos reservados Copyright 2006