SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los jueces de la Cámara Segunda del Crimen entendieron que Graciela de las Nieves Oyarzo no había logrado consumar el asalto que le atribuían el agente fiscal y el fiscal de Cámara y le aplicaron dos años y medio de prisión efectiva por la tentativa, la mitad de la pena que había solicitado el representante del Ministerio Público.
A la mujer, que en la actualidad tiene 28 años, le atribuyen haber asaltado el último 6 de enero a la empleada que atendía una despensa, amenazándola con un cuchillo para llevarse los 30 pesos que había en la caja registradora.
La policía la detuvo momentos después y a pocas cuadras del comercio cuando escapaba con dos de sus tres hijos de 4 y 5 años de edad, y por esa razón los jueces interpretaron que no había podido disponer del producto del robo, y lo encuadraron en el grado de tentativa.
La imputada ya había cumplido 5 años de prisión por otros 2 robos con armas y declaró que no recordaba lo que había sucedido, porque estaba drogada y ebria cuando la detuvieron, pero tanto el fiscal como el tribunal descartaron esa versión exculpatoria.
Ante el juez de instrucción Oyarzo había detallado qué clase y cantidad de bebida y psicofármacos había ingerido el día del hecho, y en la audiencia se corrigió y aseguró haber tomado 30 comprimidos de aplazolam en lugar de 15.
El psiquiatra que la atiende informó que con 15 unidades de ese medicamento no hubiese podido desplazarse, y que 30 comprimidos le hubieran causado la muerte.
Después de analizar los testimonios de la víctima del asalto y del policía que detuvo a Oyarzo, quienes la consideraron lúcida y coherente, el fiscal Enrique Sánchez Gavier consideró que había programado el acto, y descartó el estado de necesidad, porque exigió dinero, habiendo allí comestibles.
La defensora oficial expuso que su asistida era adicta a las drogas desde que tenía 13 años y consideró "fracasos institucionales" las sucesivas internaciones de Oyarzo en "Viaje de vuelta" y en el hogar "Gabriela Mistral". Pidió que la absolvieran, o que la internaran en un lugar que permitiera su recuperación y pudiera estar con sus hijos.
Al rechazar las excusas y argumentos de inimputabilidad, el tribunal subrayó que la imputada había actuado con ingenio, pidiendo primero un vaso de agua y preguntando por el hombre que regularmente atendía el comercio, antes de sacar el cuchillo que previamente había colocado en su mochila. "Al resultarle poco el dinero reclama más y antes de irse advierte que estaría vigilando. Usa adecuadamente el miedo de la que atendía y se va corriendo", señalaron en la sentencia condenatoria.