VIEDMA (AV)- A la historia del puestero presuntamente asesinado se suman cada día nuevos ingredientes.
Nada parece ser casual y todo aparenta encadenarse para armar este macabro rompecabezas que permita esclarecer el asesinato de Carlos Yurquina, sobre el que ya no hay dudas.
Pero falta una gran tarea y la principal prueba: el cadáver. Si bien para los profesionales los pequeños restos óseos -rescatados de las cenizas donde habría sido calcinado el cuerpo del desafortunado hombre- corresponden a un ser humano, la Justicia debe probar que pertenecían a la víctima.
De allí la orden del juez de realizar análisis de ADN no sólo a estos restos sino a la sangre que se habría levantado de distintos sectores del lugar.
Ahora se espera la llegada de hermanos de la víctima, que aportarán datos valiosos para la investigación.
Cabe recordar que cuando el amigo de Yurquina llegó a visitarlo el fin de semana pasado encontró a unos hombres -hoy detenidos- faenando ovejas de la víctima en el patio de su casa. La sangre también podría ser de estos animales.
Quienes conocieron a Yurquina lo definen como un hombre callado, solitario, sin vicios como el alcohol que suelen acompañar la soledad del campo. Al observar el lugar donde vivía hacía más de 15 años no caben dudas de su característica solitaria.
Una fina e interminable huella rodeada de chañares que por momentos se borra conduce hasta su pequeña y humilde vivienda, en el medio del espeso campo donde nadie puede imaginar que una persona pase allí su vida.
Yurquina venía pocas veces al pueblo y le sobraban los dedos de la mano para contar amigos.
Uno de ellos hacía más de dos meses que no lo veía y el fin de semana pasado decidió junto con su esposa ir a visitarlo. Le llamó la atención encontrar gente faenando ovejas preñadas de Yurquina y le preocupó que estuviera internado, según le indicaron los forasteros.
Su preocupación aumentó cuando al recorrer las salas del hospital no encontró a su amigo y no dudó en denunciar su desaparición. El desafortunado puestero había nacido en un pueblo cercano a la Quebrada de Humahuaca en Jujuy.
Según se supo desde que se fue al servicio militar, durante la dictadura militar, su familia nunca más se supo de él. La última noticia la trasmitió la Policía hace unos días anunciando su muerte.
Hermanos suyos llegarían a Viedma en las próximas horas, lo que sin duda, aportará datos genéticos importantes para la investigación judicial.