BUENOS AIRES, (Télam).- El cineasta argentino Pablo Agüero, mención especial del jurado en el último Festival de Cannes, donde fue reconocido por la belleza poética de su corto "Primera nieve", está terminando en París el guión de "Salamandra", un largometraje que se basa en impresiones personales para mostrar la pobreza y explorar el vínculo íntimo y desesperado de una madre y su hijo.

"La película se basa mucho en impresiones reales y recuerdos. Mi intención es retratar una experiencia personal e íntima en toda su complejidad, pero sin puntos de referencia cinematográficos de los que aferrarme", adelantó Agüero desde la capital francesa, donde goza de una beca para guionistas en la Residencia del Festival de Cannes.

Su corto "Primera nieve", que es un ejercicio de aproximación a su primer largo y al igual que él se inspira en vivencias de su infancia en El Bolsón, obtuvo una mención especial del jurado en la 59 edición del certamen francés y confirmó que había sido considerado por Tim Burton y los demás jurados como uno de los más bellos de la muestra.

"Mi película narrará la historia de una joven madre que estuvo ausente durante mucho tiempo, probablemente en prisión, y que regresa para recuperar a su hijo y llevárselo con ella a El Bolsón. En ese sentido, abordará la percepción profunda de este niño que es llevado brutalmente a un ambiente salvaje", afirmó Agüero a Télam.

El cineasta, que prevé comenzar a filmar en otoño del año próximo y realizará antes un casting para encontrar a los actores adecuados que interpreten esos roles, aseguró que en su proyecto "no hay una vocación autobiográfica, pero sí quiero servirme del material íntimo que yo conozco muy bien".

Nacido en Mendoza en 1977, Agüero fue llevado por su madre -una psicóloga- a vivir a El Bolsón, donde pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia en ese valle que él define como "un lugar muy cerrado y aislado, pero al mismo tiempo muy cosmopolita, donde han llegado muchos refugiados y descreídos, gente que huía de la civilización".

"Quiero contar la experiencia de cómo caí en ese nido de locura cuando era un niño, porque pienso que puede ser un tema universal y actual", dijo el cineasta, que vivió entre los 5 y los 18 años en un lugar donde -según recuerda- "no existía la figura paterna ni la del Estado ni la religión ni la familia. Todas las creencias se habían caído".

Agüero se encontró "viviendo una vida rural con una cultura urbana y una extrema pobreza. Toda mi vida viví sin luz ni agua y muy aislado. Con mi madre vivíamos como en la Edad Media, éramos muy pobres, pero teníamos una cultura urbana y burguesa, casi universitaria", señaló.

Ganador en 2005 del premio al mejor cortometraje del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici) por su filme "Lejos del sol", que también pensó como una forma de aproximarse a la estética y el drama que contará en su largo, Agüero señaló que quiere captar "la profunda relación entre la madre y su hijo, ante el peligro de una naturaleza muy hostil".

"Quiero reflexionar acerca de cómo el pánico ante un ambiente tan apremiante y severo se puede convertir en algo más peligroso y puede poner más en riesgo tu vida que la propia hostilidad de la naturaleza", sostuvo el director.

Para él, "esto tiene que ver con la paradoja que encierra la necesidad de sobrevivir material y afectivamente a la vez, y cómo esa confrontación puede provocar la muerte. Ambas cosas son igual de urgentes, pero pueden resultar contradictorias y mortales cuando uno está en una situación tan hostil".

"Ese es uno de los problemas de la pobreza: la incapacidad de poder resolver las dos cosas al mismo tiempo. Porque la intención de aliviar un sufrimiento genera otro", dijo Agüero, en relación con la intensa necesidad de cariño del niño, que no se ve satisfecha a causa de la obstinación de la madre por salvarlo del frío y el hambre, antes que darle afecto.

Autor de otros cortos como "Más allá de las puertas" (1993), "Vida crucis" (1996), "Crisálida" (1999), "Shh..." (2000) y "Hogar de tránsito" (2003), el joven realizador reconoció que, al basarse en impresiones personales y en influencias que no vienen del cine, debe encontrar un lenguaje para expresar en forma audiovisual todo lo que quiere decir.

"El universo mismo del que yo quiero hablar tampoco ha sido demasiado mostrado y no tengo referencias claras. Estoy tratando de contar la experiencia de una generación que refleja un estado que tiene que ver con el después del apocalipsis de las creencias: la muerte de Dios y las ideologías", afirmó.

Agüero se refiere a la extraña idiosincrasia de El Bolsón, "que -según él- es como un pozo de refugiados, un pueblo en el que podría haberse reflejado el mundo", y donde bandoleros, nazis y hippies llegaron huyendo de algo.

"Eran gente que no creía en nada, porque tenían una nueva fe muy difusa y cayeron en este lugar tratando de encontrar no se sabe muy bien qué", señaló.