ROCA (AR).- Los rionegrinos que más necesitan de asistencia alimentaria están desde diciembre del año pasado sin recibir las bolsas del programa Peñi.

Se trata de unos 300 niños desnutridos, menores en riesgo y mujeres embarazadas, que aguardan desde hace seis meses que el gobierno provincial reactive el plan que los contenía.

La reforma en la metodología de asistencia del plan Peñi, que prevé pasar de la entrega de bolsas de alimento a tickets para la compra de comestibles, se viene dilatando a límites alarmantes.

La idea es que en julio empiecen a llegar los primeros tickets para lo cual, durante esta semana, esta prevista una reunión en Viedma con representantes del Programa Materno Infantil de la provincia y referentes zonales en la materia, para definir cuestiones básicas que tienen paralizado al plan.

Por ejemplo, se debatirá si los tickets vendrán con nombre y apellido del beneficiario, si estará estipulado qué productos se pueden comprar con ellos, en qué comercios y por qué monto, explicó el director de el Departamento de Actividades Programadas para el Area del hospital de Roca, Mario Zurbriggen.

Según manifestó el profesional, con el cambio de metodología se pretende incorporar alimentos frescos y variados en el menú, ya que el balance nutricional de las cajas era hiperproteico. Esto quiere decir que sólo contenían alimentos no perecederos tales como harina, polenta, arroz, fideos, aceite, sal, yerba, etcétera. También, darle más autonomía a las familias, para lo cual es necesario complementarlo con educación e información sobre las mejores combinaciones de alimentos, indicó Zurbriggen. Esto seguramente se realizará en cada centro de salud, Centros de Desarrollo Infantil y comedores.

Las distorsiones que sufrió el programa -dependiente del Ministerio de Familia, en articulación con centros de salud y hospitales- lo han convertido en una "programa que estaba pero no estaba", según expresiones de una empleada de DAPA.

Zurbriggen consideró que si bien el objetivo del Peñi es bueno, desde los hospitales y centros de salud se venían planteando hace tiempo los inconvenientes que tiene la implementación. "Es muy difícil no caer en el clientelismo en este tipo de ayudas", expresó el profesional, sobre todo cuando apunta a cuestiones sociales.

Esto sucedió cuando, además de asistir los casos de desnutrición, se empezó a entregar la bolsas para los casos de "Riesgo inminente de desnutrición por cuestiones sociales".

Otra de las mayores deficiencias del programa tiene que ver con las irregularidades en la entrega de las partidas en donde se detectaron retardos de hasta ocho meses o años con sólo dos entregas, haciendo imposible el cumplimiento del objetivo.

Por último, Zurbriggen consideró que otro de los motivos por los cuales no siempre se recuperan los casos de desnutrición es que cuando la caja llega a las familias no hay forma de controlar si se destinan para el beneficiario o se reparte para todo el grupo familiar debido a las carencias que sufren.

La situación de las personas es tal que, si bien no es posible comprobarlo, "a veces se mantiene bajo de peso al niño para poder seguir recibiendo la bolsa", manifestó el profesional.