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"Dicen que me fuí del barrio, pero cuándo, si siempre estoy llegando"....casi recitaba el gordo Pichuco con esa voz aginebrada. Mi nombre es Jorge Colipe y soy de Cipolletti, aunque me voy a corregir, nací en Cipolletti, pero soy de San Martín (los leones del barrio Don Bosco). Me fuí de Cipolandia hace un rato largo (en 1987), en ese entonces aterrizé en la ciudad de Mendoza, ¿el motivo? estudiar la licenciatura en Comunicación Social, cosa que concluí en 1992. Y uno se va quedando, y así fué que me quedé 10 años más con alguna que otra interrupción (en 1997 volví a Cipolletti donde estuve dando clases en la secundaria). La cuestión es que desde que me recibí, hasta marzo del 2002, me dediqué a dar clases en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo, en la cátedra "Estado, Política y Sociedad". También hacía de profesor en el Instituto Universitario de Seguridad Pública. Por las mañanas despuntaba el vicio en la radio, haciendo un programa de actualidad.
Un buen día, me dí cuenta que me había recibido hacía bastante, y excepto cursos cortos, no había continuado con los estudios, lo que en la ruta peregrina de un docente, a la larga, resta. Hací fué que postule a un doctorado a Málaga, donde me aceptaron y tenía que presentarme en diciembre del 2002. Claro, nadie contaba con que el amigo Cavallo, el 5 de diciembre del mismo año (o por ahí) anunciaría el corralito, la devaluación, el que apuesta al dólar pierde, y todo lo que ya sabemos. De ese modo, el muy maldito, como entenderán, me provocaba un problema; imagínense casi a punto de volar, con la casa desarmada, con licencias pedidas en los trabajos, y con la costa mediterránea esperándome, el otrora presidente del Banco Central de la dictadura, aún yéndome, seguía provocando molestias. Así las cosas, nos reunimos con mi esposa (Fabiana) y mi hija (Candelaria) que por entonces tenía un año y decidimos poner en práctica el "Plan B", es decir, decidimos venirnos igual. Hace un año y algo más que estamos en Albox, Almería (que es donde nació José, mi suegro). Jamás en mi vida pensé recalar acá, sobre todo porque jamás había sentido nombrar a esta urbe. Pero si hay algo que me ha sorprendido mucho más, es que todos, o casi todos, se llaman....José.
Acá trabajo en una radio de la Cadena Ser (que es una especie de grupo como el Clarín) y escribo una columna sobre Argentina en un diario que se llama "La voz de Almería" (como la voz del rioba, de Minguito). Tengo un negocio de bijouterí y complementos y por suerte, las cosas marchan de manera discreta. Pero nunca perdí de vista el objetivo inicial, así que estoy haciendo un máster en Madrid, de modo semi presencial.
Mi familia, sigue peleándola en Cipolletti, se compone de mi vieja Lola, mi papá Jorge, mi hermana Viviana, su marido Miguel Couto, y mis sobrinos, que los siento como mis hijos, María Emilia y Guillermo, aunque a este último, con mi hija le decimos Alberto, porque estamos convencidos que le hubiera quedado mejor.
Hoy es casi domingo, un domingo sangriento al decir de U2. Harto ya de estar harto, me vine, quizás escapándome de un ¿país? sin reglas de juego. Y ahora, el bueno de Aznar, me emboca con esta inmoralidad de la guerra. ¿A lo mejor seré yo?, no sé, en fin
soy, creo, ese tipo de gente que seguro cuando bajen los marcianos, me van a ir a tocar el timbre.
Bueno, no quiero darle tanto a la lata. Estoy escribiendo esto, porque sin querer lo encontré leyendo el diario, y vaya sorpresa, allí, encabezando la lista estaba estampado el nombre de Juan Quilodrán, el pibe que alguna vez conocí en el barrio, y que alguna vez me lo voy a volver a encontrar.
Yo era de esos que escribía en los paredones "Luche y se van", y casi como una ironía del destino, yo y mis compañeros escribientes...nos fuimos.
Un abrazo.
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