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Ya es un colaborador constante de este blog Luis Rey, y en este caso debo suscribir 100% a la opinión. Luego de su nota, mi comentario.
En cada bolsillo una mano, en una mano el teléfono y en la otra las llaves del auto, la cara fría por el frío aire del invierno patagónico, para colmo de males la lluvia que en algún momento se convertirá en agua nieve pintando todo el panorama de un leve color blanco que durará poco, muy poco pero que será comentario en las horas posteriores, a pesar de eso el muchacho avanza caminando tranquilamente hasta "el lugar", espera el semáforo y cruza la calle, llega a la plaza y no encuentra nada, aprieta las llaves en su mano mientras gira la cabeza y sus ojos buscan inquietos, de repente reconoce algo de lo que busca y se acerca lentamente, claro la lluvia y el frío y quizás alguna presencia oficial ha provocado algunos cambios en la geografía urbana y el proveedor no está en su lugar habitual, ha cambiado de sitio aunque se lo puede distinguir desplegando su negocio.
El muchacho se dirije a su encuentro y mientras camina va pensando si llevará una, dos o tres, en fin piensa ": si me llevo una no hago negocio mejor ya que vine me llevo tres" y avanza hasta que se produce el encuentro en donde se miran vendedor y comprador, en donde se cruzan tíbias sonrrisas mientras se produce un intercambio de palabras relacionados con el precio de la mercadería, el muchacho comprador pregunta por la mercadería y oferta por tres artículos mientras que el vendedor acepta inclinando su cabeza en un gesto inequívoco de complicidad.
El vendedor abre una caja y selecciona lo encargado, mira a su alrrededor y lo prepara para entregarselo al comprador sin dejar de observar si alguien los mira, el muchacho suelta las cosas en sus bolsillos y saca las manos de ellos, mete una mano en el bolsillo del pantalón y saca plata, la cuenta y se la da al vendedor mientras recibe el paquetito que este le entrega y lo esconde bajo la campera, se despiden, el vendedor regresa a las sombras y el comprador se aleja del lugar en dirección a su auto...llega al mismo después de unos minutos, sube y deja en el asiento del acompañante el paquetito recién comprado, pone en marcha el auto y arranca, llega hasta una estación de servicio en donde se detine para comprar cigarrillos una cerveza y una gaseosa, retoma la marcha y llega a su casa, entra, saluda, deja sobre la mesa las compras recién realizadas, se saca la campera y comienza a hablar con su mujer, en ese momento toma el paquetito y le muestra a la joven lo adquirido, ella elije, ambos se dirigen a la cocina desde donde salen con sendos vasos de cerveza y una cajita que contiene un DVD, ese que acaba de comprar junto a otros dos, claro a un precio ínfimo, a un precio de copia "trucha" a un precio que no es el que corresponde, a un precio que no hace más que colaborar para que haya menos copias originales, a un precio que no contribuye a pagar los derechos que corresponden y por ende llega menos plata de la que tiene que llegar para producir más cine en nuestro país, a un precio que solo beneficia a quién hace la trucha y por supuesto que jo.... y mucho, sobre todo a quienes hacemos esto del cine y a la sociedad en general...que bárbaro, hasta parece algo natural y obviamente a mejor precio... el comprador es "más vivo", que bárbaro todo esto que parece tan normal entre nosotros, que bárbaro pienso yo, que estas cosas no nos causen alarma, yo pienso esto mientras ellos cortan las porciones de pizza y en la pantalla corren los títulos del comienzo de una peli que no se ve tan bien pero se ve, ellos comen la pizza con sus hijos y miran la película mientras el joven padre le dice a su mujer que para después de comer tienen para ver un estreno recomendado...disfrutan de la pizza como si nada mientras sus hijos "naturalmente" aprenden como seguir con esta forma deshonesta y trucha de normalidad.
LUIS REY
Justo cuando hago un viaje ida y vuelta a BsAs. y me encuentro con la sorpresa que el colectivo que me cobra $220 para ir y volver, me pasa en el trayecto tres películas pirateadas. Según el Noticiero de America TV, 6 de cada 10 argentinos compran material pirateado. Y me consta de ver médicos, abogados, artistas y conocidos varios comprando dvds pirateados en la calle. Algo nos pasa ¿no?. Digo, aceptar un secreto a voces de ilegalidad. La foto la saqué con mi celular un mediodía de sábado en una conocida feria neuquina.
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